Los dedos

Hasta el sábado podrás ver La Mano de Punta del Este cubierta de colores

La intervención artística realizada por el pintor y muralista argentino Alfredo Segatori será apreciada por tan sólo 48 horas, tras las reparaciones programadas, volverán a su color original.

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La intervención que durará 48 horas tiene permiso expedido por el municipio de Punta del Este y el intendente Enrique Antía. La empresa Walmer está a cargo del mantenimiento de la escultura, y solicitó la autorización para la intervención temporal ya que «va a hacer una reparación porque hay algunas fisuras, el hormigón no está en buenas condiciones». Luego de que se completen estas obras, La Mano de Punta del Este volverá a tener su color original.

El artista argentino Alfredo Segatori comenzó con su serie de arte callejero «Exabrupto de color» en Buenos Aires en setiembre de 2019. Comienza 2020 cruzando la orilla para iniciar la temporada en Punta del Este con «una explosión de pintura, de color, sin ruidos» que busca poner en valor La Mano antes de que inicie la reparación estructural.

Según expresó Segatori, la empresa Walmer tiene a su cargo el mantenimiento y cuidado por una carta que le dejó el escultor  Irarrázabal.

Los Dedos

La escultura, conocida como Los Dedos o La Mano de Punta del Este fue realizada por el artista chileno Mario Irarrázabal durante el verano de 1981, durante la Primera Reunión Internacional de Escultura Moderna al Aire Libre en Punta del Este. Junto a Irarrázabal​ había nueve escultores y luego de una disputa por los lugares asignados en una plaza pública, el chileno decidió hacer su escultura en la playa.

Si bien tenía el verano entero para completar el proyecto, consiguió acabarlo en seis días. Durante ese verano, escultores de alrededor del mundo trabajaron en sus creaciones en la playa, pero la única que aún se erige en la playa es la de Irarrázabal.

Esta escultura le valió al artista fama mundial, y el concepto que fue – y continúa siendo – popularizado mediante las incesantes fotografías de turistas, suscitó en el escultor la inspiración para realizar una réplica muy similar en la ciudad de Madrid (año 1987) y una interpretación más abstracta de 11 metros de alto en el Desierto de Atacama (Chile) en el año 1992.

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