De primera y al toque
Rodrigo Arocena
– Fue en 1965. La esperanza de entrar en un período nuevo, de juntarme con mucha gente, de aprender mucho y de trabajar colectivamente para hacer cosas nuevas.
– En el año 1965, reclamando que se le pagara a la Universidad lo mucho que el gobierno le adeudaba.
– Elijo a Oscar Maggiolo, quien quiso ser el rector del futuro, vino con una propuesta de cambio, tuvo que ser el rector de la resistencia y lo supo ser. Hoy hay que retomar esa vocación de cambio que él encarnó.
– El libro de Amartya Sen, «El desarrollo como expansión de las libertades» y que insiste en la idea de que protagonismo individual y colectivo es la clave de los procesos de desarrollo.
– Julio Ricaldoni, un hombre muy sereno que le tocó una de las circunstancias más difíciles de la vida universitaria, que supo encararla con un coraje y una dignidad que ojalá todos lo tuviéramos como norte de referencia.
– Ha habido grandes rectores, pero Maggiolo es el referente personal.
– La esperanza de cambiar el mundo pronto.
– Estaba preso. Me enteré unos días después.
– Un día más en la primavera del Uruguay.
– Cien años de Soledad.
– Audrey Hepburn.
– No sé.
– Vivo en Punta Carretas a donde volvimos después del exilio con las memorias del Comité de Base.
– Muchas de la cocina uruguaya.
– Agua Salus.
– Desgraciadamente soy sordo musical.
– La capacidad de darlo todo por los ideales en que se cree.
– Una figura política relevante del Siglo XX, que debe ser analizada con objetividad, con distanciamiento.
– Un presidente sumamente inteligente, exponente de lo que es el capitalismo norteamericano, pero en comparación con Bush sale inmensamente favorecido.
– El horror de los horrores, por supuesto.
– Batlle y Ordóñez sin ninguna duda, por su vocación reformista, justiciera e igualitaria.
– Tabaré Vázquez, por quien voté, es el Presidente actual. Hablemos de Seregni para que no parezca que uno quiere referirse al gobierno actual y de alguna manera posicionarse con respecto a él. Seregni, el primer soldado uruguayo del Siglo XX.
– Otro de esos horrores que te dejan sin palabras, y con la expectativa de que quienes saben del asunto puedan tener todo el respaldo de la sociedad para afrontar ese tema.
– Volvemos a los 60. Creíamos que era posible construir una sociedad radicalmente diferente, más libre, igualitaria y justa. Es un sueño no cumplido pero que nos inspira esfuerzos muchos más modestos que en aquella época, con herramientas distintas, pero con los mismos valores.
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