Encuentran bolsa de 1.000 años con rastros de 5 drogas psicoactivas

Siglos antes de que la ayahuasca y el peyote se pusieran de moda entre los jóvenes, los aborígenes usaron una gran cantidad de plantas y extractos animales para entrar en estados alterados de conciencia.

Un equipo internacional de arqueólogos identificó rastros de cinco sustancias químicas psicoactivas diferentes en un conjunto de pertenencias que se remontan a hace aproximadamente 1.000 años. Los objetos, que se encuentran en la Cueva del Chileno, un refugio rocoso en los Andes bolivianos, incluyen bolsas de piel de animales y una banda para la cabeza, así como espátulas, dos bandejas y un tubo intrincadamente tallado, herramientas que probablemente se usaron para oler una droga psicodélica a base de plantas.

Usando la datación por radiocarbono, el equipo encontró que la bolsa de cuero que contiene los objetos se remonta a algún lugar entre 905 y 1.170 d.C., y al usar cromatografía líquida en espectrometría de masas en tándem, encontraron que el kit contenía trazas de extracto de coca, dimetiltriptamina (DMT), harmina, bufotenina y benzoilecgonina, sustancias químicas psicoactivas que se encuentran en varias plantas nativas de América del Sur.

Estados alterados de conciencia

Los investigadores, un equipo de la Universidad Estatal de Pennsylvania, la Universidad de Otago en Nueva Zelanda, la Universidad Superior de San Andrés en Bolivia y la Universidad de California en Berkeley, escriben que estos hallazgos demuestran cuán extenso fue el conocimiento botánico de las personas.

«Nuestros resultados indican que este es el mayor número de compuestos psicoactivos encontrados en asociación con un único artefacto arqueológico encontrado en Sudamérica», escriben. «Los residuos químicos de al menos cinco compuestos que se sabe tienen efectos psicotrópicos en los seres humanos, presentes en la bolsa, implican que se usaron múltiples plantas para inducir estados extraordinarios de conciencia, potencialmente en el contexto de rituales y curaciones», agregaron.

Debido a que estas plantas no son típicas de la zona en donde fue encontrada la bolsa, los arqueólogo señalan que podrían haber sido adquiridas en redes de comercio ya que estas son encontradas mayormente en las tierras bajas de la selva Amazónica, pero todas de distintas regiones.

Los variados orígenes de las plantas sugieren que los sudamericanos tenían un conocimiento tan riguroso de las plantas hace 1.000 años, que ya existía un rico comercio internacional de estas sustancias psicoactivas.