TECNOLOGÍA PARA LA SALUD

Drones transportan sangre a clínicas en Ruanda

En el país africano con alta tasa de pobreza y bajos niveles de acceso de la salud se estableció una base de drones que abastece a 21 clínicas.

Lo que para muchos puede ser señal de un ataque armado o un bombardeo, es señal de vida en Ruanda. A bordo de estos pequeños aviones no tripulados viaja sangre a 21 clínicas desde un pequeño centro de despegue.

Según datos de la OMS, el continente africano tiene altas tasas de mortalidad materna debido a hemorragias post parto. Además, la accidentada topografía del «país de las mil colinas» hace que el transporte por tierra sea difícil, especialmente durante la temporada de lluvias.

Es por eso que Ruanda contará desde esta semana con la primera base aérea para drones que se utilizará para transportar sangre a 21 clínicas del oeste del país. Está ubicada en la ciudad de Muhanga, a 50 kilómetros de distancia de Kagali, la capital ruandesa. Este viernes el presidente del país, Paul Kagame, inaugurará el proyecto. 

«Zips»

Una pequeña empresa estadounidense llamada Zipline será la encargada de la operación, cuyo costo será semejante al de trasportar sangre por vía terrestre.

Los drones zips funcionan con electricidad gracias a baterías incorporadas que les brindan una autonomía de 150 kilómetros. El peso total es de 13 kilogramos y pueden transportar has 1.5 kilos, es decir tres bolsas de sangre.

El despegue se realiza usando una rampa de la que salen expulsados a 80 km/h y su velocidad máxima es de 70 km/h; es así que pueden entregar más de 150 entregas por día de forma autónoma.

Las personas encargadas de esperar y recibir la sangre siguen la trayectoria del dron desde sus computadoras o smartphones y cuando este llega al punto de entrega deja caer una pequeña caja roja con un minúsculo paracaídas que amortigua el aterrizaje.

El proyecto es posible gracias a la colaboración de las autoridades de salud nacionales con la Alianza Internacional Gavi, creada en el año 2000 para facilitar vacunas y sangre y la fundación UPS, que financia este y otros proyectos con más de 1.1 millones de dólares anuales.

Está proyectada una segunda base en 2017 y desde ahí se podrán cubrir más de 26.000 km2 de terreno adicionales.

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