ESPACIAL

La NASA enviará a Júpiter un gigantesco “calamar-robot” para que busque vida en una luna de ese planeta

Desde que los astrónomos han logrado desentrañar algunos de los misterios de las lunas de Júpiter, la comunidad científica apuesta que en el interior de uno de los satélites del mayor planeta del Sistema Solar, debería existir una suerte de incubadora de vida, cuyo desarrollo es imposible determinar… hasta que algo o alguien no llegue allí para decírnoslo.

Foto: photojournal,jpt,nasa,gov.

En esa línea de proyecciones a corto plazo, la agencia espacial norteamericana publica en su página web, uno de los proyectos del concurso Conceptos Avanzados e Innovadores de la NASA (NIAC), que permitirá buscar vida en los océanos debajo de la superficie de Europa, el mayor de los satélites que orbitan a Júpiter. Las lunas gaseosas de Júpiter, tiene océanos bajo la aparente superficie cuasi sólida, que permitirían su estudio a través de algún ingenio robótico, capaz de sumergirse en esos mares. Los científicos tienen predilección por Europa, un satélite del tamaño de la Luna terrestre, cuyo océano líquido principal está a unos 100 quilómetros de profundidad.

Un calamar robótico que sea capaz de hallar vida

“Lo que estamos proponiendo es una arquitectura móvil para la luna Europa y otros ambientes planetarios, donde la robótica permite misiones de investigación científica o humano-precursoras que no se puede lograr con la energía solar o nuclear»”, explicó Mason Peck, de la Universidad de Cornell, uno de los impulsores del proyecto.

Básicamente la idea sería enviar un robot –que tendría la forma de un calamar gigante- cuyos tentáculos servirán como amarres electrodinámicos y como formas de propulsión. Alimentado con energía electromagnética, el complejo sería capaz de analizar los intercambios químicos que operan entre las áreas sólidas y líquidas de la luna jupiteriana, donde existe real posibilidad de hallar alguna forma de vida. Las sondas Voyaguer y Galileo, han dado las pistas de la posibilidad ahora a estudio.

“Existe suficient evidencia de que el océano de Europa no está aislado, de que el océano y la superficie se comunican entre sí e intercambian elementos químicos. Eso significa que puede haber energía en el océano, lo que es importante en términos de que exista vida allí. También significa que si quieres saber de qué se compone el océano, solo tienes que rascar en la superficie”, explicó oportunamente Mike Brown, astrónomo del California Institute of Technology, uno de los principales analistas del tema.

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