Este miércoles histórico primer aterrizaje de una sonda espacial sobre un cometa

La nave diseñada y operada por la Agencia Espacial Europea, cumplirá así el hito clave de una misión que desarrolla desde hace más de veinte años, y que ahora tiene su punto culminante en tanto es la más arriesgada y difícil misión que se intenta, en una materia absolutamente sin precedentes.

Rosetta fue lanzada al espacio en 2004, diez años después del primer proyecto en papel para su realización, y desde entonces viajó 6.200 millones de quilómetros, en distintas órbitas y ajustes, para cumplir los 550 millones de quilómetros que separan a la Tierra del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.

Rosetta debió dar antes del viaje cinco vueltas completas alrededor de Sol, además de otras tantas en torno a la Tierra y Marte, para que las gravedades de cada uno le aportara mayor impulso y permitiera el viaje. En setiembre pasado llegó a destino.

Llegando al cometa a 55.000 quilómetros por hora

Durante los diez años de travesía Rosetta ha desafiado a los científicos varias veces, particularmente cuando para ahorrar energía la dejaron hibernando dos años, para después “despertarla”, algo que nadie sabía si reactivaría todos los sistemas. Pero así ocurrió y Rosetta se puso a la altura del cometa, junto al que ahora viaja en paralelo y a la misma velocidad. Mientras tanto ha ido recopilando datos y realizando mapas de la superficie del cometa.

Ahora, Rosetta se apresta a liberar a Philae que con sus 110 quilos de peso, caerá sobre el cometa y comenzará a trabajar en fotografías primero, y perforaciones para extracción de materiales después. El módulo tiene energía para operar una semana: los estudios del cometa, que ha permanecido incambiado durante más de 4.700 millones de años, podría aportar elementos fundamentales sobre el origen de la vida y la historia del Universo, afirman los científicos.