LADO POSITIVO

Morderse las uñas o chuparse el dedo desde pequeño puede protegernos contra las alergias

Morderse las uñas o chuparse el pulgar es considerado un mal hábito, sin embargo nuevas investigaciones señalan que podría tener un efecto beneficioso para la salud, principalmente de los niños.

Morderse las uñas o chuparse el dedo desde pequeño puede protegernos contra las alergias. Foto: Pixabay
Morderse las uñas o chuparse el dedo desde pequeño puede protegernos contra las alergias. Foto: Pixabay

Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Otago en Dunedin (Nueva Zelanda) encontró que los niños que se muerden las uñas y se chupan el pulgar podrían ser menos propensos a desarrollar alergias a medida que van creciendo.

El trabajo fue publicado en 2016 la revista Pediatrics y explica que cuando tienen esos hábitos los niños quedan expuestos a más microbios, lo que a su vez altera su sistema inmune y los hace tener menos probabilidades de desarrollar alergias.

Los investigadores analizaron los datos del estudio multidisciplinar de Dunedin que realizó un seguimiento a 1.037 participantes desde su nacimiento hasta la edad adulta en un periodo no inferior a 40 años. Para esa investigación los voluntarios se sometieron a pruebas de punción cutánea a los 13 y 32 años de edad, donde un resultado positivo indica que esa persona está en mayor riesgo de desarrollar una alergia a la fuente del alérgeno en particular, como pueden ser los gatos, el polvo doméstico, plantas.

Resultados

Los resultados de las pruebas realizadas a los 13 años mostraron que sólo el 38% de los participantes que se solía chupar el pulgar o morderse las uñas , dio positivo en al menos un alérgeno, en comparación con el 49% que no tenía ninguno de estos hábitos. Mientras que si poseían ambas conductas, el porcentaje disminuía al 31%.

Mientras que a los 32 años los resultados seguían sugiriendo lo mismo aún teniendo en cuenta factores como el sexo, antecedentes de alergia en los padres, tener una mascota en la infancia, el hábito de fumar de los padres y la lactancia materna.

El estudio apoya así la “hipótesis de la higiene”, según la que la exposición a bacterias y otros microbios a temprana edad guía al sistema inmunitario, alejándolo de las reacciones alérgicas.Sin embargo, Bob Hancox, líder del trabajo aclaró que “aunque los resultados apoyen esta hipótesis no hay que animar a los niños a hacerlo”.

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