La personas inexpresivas de “la era del bótox” pierden la capacidad de entender emociones de otros
Cada vez es más frecuente ver a personas con bótox en alguna parte de su cuerpo, como queriendo escapar de lo natural de envejecimiento. La edad trae condiciones físicas inevitables a la larga, y muchos tratan de aplazarlas al máximo a como de lugar, aunque a veces la cosa les sale al revés.
La toxina botulínica -conocida popularmente como bótox- es cada vez más popular y más accesible para casi cualquiera que quiera pagar algunos cientos de dólares con tal de verse más jóven, algo que prometen muchas clínicas estéticas y no siempre sale como se espera.
Una de las consecuencias del bótox sobre la cara es la paralización de las expresiones. El abuso de las inyecciones de bótox en la cara pueden tener como consecuencia expresiones faciales inamovibles y casi congeladas. A veces cuesta entender el estado emocional si nos fijamos en la cara de una persona que ha abusado de la toxina.
La expresión paralizada: el menor de los riesgos
Un reciente estudio publicado por la Escuela Internacional de Estudios Avanzados de Trieste (Italia) concluyó que las caras inexpresivas de las personas que abusan del bótox no es la única consecuencia; a estos individuos se les afecta la habilidad de entender las expresiones faciales de otras personas, una habilidad humana imprescindible en la comunicación diaria y la interacción, publica el sitio web de la BBC.
Según el estudio, el bótox puede bloquear temporalmente la llamada «retroalimentación propioceptiva», un proceso que nos ayuda a entender las emociones ajenas reproduciéndolas en nuestros propios cuerpos.
La revista médica Journal of Aesthetic Nursing publicó un estudio a principio de año en el que se afirma que cada vez más jóvenes menores de 25 años hacen uso del bótox, a pesar de no tener necesidades estéticas o médicas para ello. Los autores del estudio dicen que la suficiencia de comunicarnos con expresiones facial es importante para entender las de los demás, y el bótox interfiere en nuestra capacidad de transmitirlas, lo que también termina haciendo que el cerebro se esfuerce menos en producirlas.
Estados Unidos es el país con más cirugías estéticas de todo el mundo, y el bótox es la intervención más común, según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS, en inglés). En 2014 se realizaron 4.6 millones de operaciones estéticas en ese país, mientras que Brasil ostenta el segundo puesto con 2.5 millones aproximadamente.
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