Día Mundial de Prevención del Cáncer de Colon: detectable, pero en Uruguay mueren dos personas por día

 

En el Día Mundial de Prevención del Cáncer de Colon, la comunidad médica recuerda la creciente importancia de hacerse pruebas de sangre oculta en heces, que reducen un tercio la mortalidad por este tipo de cáncer, en tanto la patología demora diez años en desarrollarse. Los pacientes detectados en el llamado estadio 1, pueden ser tratados con alta supervivencia hasta en un 95% de los casos. Los antecedentes familiares, si bien son tenidos en cuenta, no son determinantes: hasta un 70% de los casos no tenían parientes que hubieran padecido la enfermedad. Sin embargo quienes tuvieron en la familia alguien con cáncer colorectal, o con enfermedad inflamatoria intestinal, son considerados de mucho mayor riesgo.

Si bien en el último medio siglo se ha dado una reducción extraordinaria de otros cánceres, como el de estómago por ejemplo, las condiciones de vida actuales, y en particular la alimentación, está generando un ligero incremento en el cáncer colorrectal.

Los análisis vitales después de los 40 años

Los especialistas apuntan a la necesidad de hacerse exámenes de sangre oculta en materia fecal a partir de los 40 años: el 100% de los cánceres de colon y el 80% de los pólipos sangran internamente, lo que es detectado en el análisis. El cáncer de colon comienza siendo un pólipo, una acumulación de la mucosa, que en un comienzo suelen ser benignos, pero atraviesan distintos grados de displasia y se convierten en malignos. La mayoría de los pólipos se pueden resecar y quitar con una endoscopía, lo que es priorizado por los médicos.

Uruguay tiene entre las tasas de incidencia más altas del mundo: una mortalidad de 20-25 casos cada 100.000 habitantes, Entre las mujeres el cáncer más mortal después del de mama y entre los hombres el tercero, después del de pulmón y el de próstata, en ese orden.

Aunque no se reconocen factores determinantes, los especialistas están convencidos que hay factores que favorecen la aparición como la alimentación con exceso de grasas animales, la dieta pobre en fibras, el sedentarismo y los irritantes como el alcohol y el tabaco. La priorización de la fruta, por ejemplo, ante las comidas prefabricadas, es cada vez más tenida en cuenta.