Inauguran Usina Cultural en el hospital Vilardebó la cual consta de un estudio de grabación para audio y video

A la Usina Cultura Vilardebó podrán concurrir usuarios internados y ambulatorios, personal del hospital y vecinos de la zona pertenecientes al Municipio C.

La iniciativa tiene el objetivo de “garantizar el acceso a la cultura y promover la integración con la comunidad”.

Se trata de la usina número 16 del país, pese a que en el orden de prioridades de creación se ubicaba en el número dos.

Derribar murallas

Participaron de la inauguración, los ministros Ricardo Ehrlich (Educación y Cultura) y Susana Muñiz (Salud Pública); el director de Salud Mental y Poblaciones Vulnerables de ASSE, Horacio Porciúncula; el director Nacional de Cultura, Hugo Achugar; la presidenta del directorio de ASSE, Beatriz Silva; y la directora del Hospital Vilardebó, Graciela Alfonso.

“Es una forma de derribar murallas, de romper con la estigmatización y de garantizar el acceso a la cultura a quienes muchas veces son considerados invisibles, además de acercarlos a la comunidad”, indicaron las autoridades de gobierno.

Ehrlich pidió “no levantar murallas entre las personas, ya que existe facilidad para eso”. En ese sentido, dijo que con la usina cultural se está derribando una.

Por su parte, la ministra Muñiz expresó que la iniciativa implica “cultura, arte y afectos”. Agregó que es una “demostración de la sociedad integrada por la que se trabaja”.

Achugar remarcó que el objetivo de la propuesta es “democratizar” el acceso pero, además, reafirmar que todos los ciudadanos, no importa si están en un centro psiquiátrico, en una cárcel o viviendo en un barrio carenciado “tienen la posibilidad de crear cultura”.

“El don de crear cultura es lo más democráticamente repartido en la sociedad”, indicó.

Silva indicó que la iniciativa es una “expresión más de trabajo conjunto”. Mientras que   Porciúncula se refirió a la “transformación que el Hospital Vilardebó alcanzó en los últimos años”, entre lo que se incluyen  “mejoras en la atención y reducción de los tiempos de internación. Además se trabaja para revertir una imagen de estigmatización”.

“Ahora es distinto, las personas entran y salen del lugar, unidas por la cultura. El Vilardebó dejó de ser ‘la casa de los locos’ y se le comienza a poner identidad a esa invisibilidad de quienes tienen alteraciones psiquiátricas”, sentenció.