México aplica impuesto a los refrescos para luchar contra epidemia de obesidad

El Ministerio de Salud, ha venido enfrentando un problema que dentro de tres años costará al país unos US$6.500 millones en enfermedades relacionadas a la obesidad, particularmente la diabetes que se extiende en todo el país: de sumarse los gastos por pérdida de producitividad laboral, la factura ascenderá hasta US$14.000 millones para el año 2017.

En ese escenario el gobierno ya lanzó una lucha frontal contra la obesidad desde la misma escuela primaria, donde se han retirado todas las máquinas expendedoras de alimentos industrializados. También se redujeron los niveles de grasas y azúcar en todos los desayunos que se sirven en las escuelas.

El impuesto contra las gaseosas en medio del debate

El gobierno intenta ahora rescatar fondos para mantener en marcha una campaña nacional. Un fuerte debate se ha generalizado entre las ONG´s que afirman este es un buen primer paso para enfrentar el tema, y los industriales que entienden el nuevo impuesto no servirá más que para recargarlos y el Estado terminará usando los fondos para otra cosa. La Asociación Nacional de Productores de Refrescos, argumenta que sus bebidas solo representan el 5% de las calorías que consume un mexicano (que tiene una dieta diaria de más de 3.000 calorías) y que los impuestos solo conducen a subir el precio de los refrescos.

La Cámara de Diputados estudió y aprobó en primera instancia un impuesto a las bebidas refrescantes, que significará unos mil millones de dólares anuales de recaudación estimada. Sin embargo, el proyecto debe ser todavía aprobado por los Senadores, si ello ocurre volverá a Diputados y luego deberá ser refrendado por el Presidente de la República.

Los votos están en principio, permitiendo que el proyecto sea aprobado antes del 15 de este mes y podrá entrar en vigencia ya el 1º de enero de 2014.