Testigo afirma que en octubre de 1976 vio llegar el vuelo Nº 511 de TAMU con civiles encapuchados

El Brig. Gral. Malaquín, comandante de la FAU, habría trasladado a los desaparecidos de Orletti

INVESTIGACION DE ROGER RODRIGUEZ

 

En las primeras horas de la madrugada de un día a principios del mes de octubre de 1976, aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Carrasco, el vuelo Nº 511 del Transporte Aéreo Militar Uruguayo (TAMU). Un C-47 de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) procedente del Oeste.

De la aeronave, que según el testigo, carreteó hasta ser estacionada junto al hangar de la Brigada de Mantenimiento y Abastecimiento (BMA) de la FAU, custodiados por soldados, descendieron entre 14 y 16 civiles encapuchados –uno de ellos vendado con una bufanda–, quienes fueron subidos a camiones del Ejército y trasladados con rumbo desconocido.

La coordinación de ese vuelo fue realizada por el entonces coronel (av.) Uruguay Araújo Umpiérrez. La nave tenía como piloto al mayor Walter Pintos, como copiloto al mayor José Pedro Malaquín y como tripulante al capitán Daniel Muñoz. La Brigada de Mantenimiento y Abastecimiento, esa madrugada, estaba a cargo del mayor Walter Dopazzo.

Los datos que anteceden fueron aportados por un testigo presencial de los hechos, quien durante dos decenios y medio ha mantenido las imágenes de aquel traslado nocturno como una pesadilla en la que ha sospechado el peor de los destinos para aquellos detenidos de los que nunca supo nada más.

El coronel (av.) Uruguay Araújo Umpiérrez, fue denunciado años atrás por el ex agente Julio Barboza como uno de los mandos principales del Servicio de Información y Defensa (SID) y se lo vincula a las desapariciones del maestro Julio Castro y de María Claudia García de Gelman (ver recuadro).

Con el grado de brigadier general (av), José Pedro Malaquín, es actualmente el comandante en jefe de la Fuerza Aérea Uruguaya.

El cargo se lo otorgó en 1999 el ex presidente Julio María Sanguinetti, quien ya lo había designado durante su primer gobierno en 1985 como edecán de la Casa Militar de la Presidencia de la República.

Confirma a «informante» de Simón

La fuente de información –cuya identidad, así como las funciones que cumplía aquella madrugada en el Aeropuerto de Carrasco serán mantenidas bajo reserva– se decidió a revelar su secreto ante una serie de notas publicadas en LA REPUBLICA, donde se informó sobre la existencia de un vuelo que habría trasladado a Montevideo a los últimos uruguayos secuestrados en Automotores Orletti de Buenos Aires, quienes permanecen desaparecidos y podrían encontrarse en un cementerio clandestino en Uruguay.

Las primeras informaciones sobre un último vuelo de los uruguayos que permanecían en Orletti en setiembre de 1976, fueron proporcionadas a este cronista por el «informante» argentino que, en el marco de una investigación que durante meses realizó para Posdata Folios, junto al senador Rafael Michelini, y fue revelada en exclusiva por LA REPUBLICA permitió obtener los datos que llevaron a encontrar el paradero de Simón Riquelo, el hijo que le habían secuestrado a Sara Méndez hace 26 años en Buenos Aires.

Esa fuente –un ex represor, cuya identidad también se mantendrá en reserva pese a los rumores políticos o periodísticos que en los últimos meses han intentado asociarlo a una identidad, a un grupo de presión o a un presunto interés económico, con el objetivo de descalificarlo a él y a su información–, sostuvo que los últimos uruguayos detenidos en Orletti fueron entregados a los militares uruguayos y trasladados a Montevideo.

«De Uruguay a los argentinos nos han cobrado todo y mucho ha salido a la luz. Pero que no nos adjudiquen esas desapariciones. A los que no murieron en Orletti nosotros los devolvimos. No sabíamos que los del primer viaje estaban vivos, así que cuando cerraba Orletti se planificó otro viaje grande en el que se incluyó a todos los que quedaban», dijo el «informante». El ex represor, también dijo que los uruguayos Gerardo Gatti Antuña (detenido el 9 de junio) y León Gualberto Duarte Luján (detenido el 13 de julio) habían muerto en Orletti como consecuencia de las torturas luego de que se frustrara una negociación para cambiarlos por dinero. Asimismo, afirmó que Mario Roger Julien Cáceres –esposo de Victoria Grisonas y padre de los niños Anatole y Victoria– murió el 26 de setiembre, al ingerir una pastilla de cianuro durante el operativo de su captura.

En aquel artículo de LA REPUBLICA (17 de marzo) se mencionó la cifra de 32 nuevos casos de desaparecidos en Uruguay, ya que a los 27 uruguayos desaparecidos ese año en Argentina se sumó la situación de otros 5 argentinos que, según el informante, también habían sido entregados a los uruguayos para su «disposición final».

«Cuando Furci se quedó con Mariana»

Luego de un nuevo contacto, realizado a mediados de mayo en Buenos Aires, el ex represor aportó nuevos elementos que LA REPUBLICA publicó en su edición del 9 de junio: «No me quedan dudas ni confusiones, estoy seguro de ese vuelo, porque fue ese día que (Miguel Angel) Furci se quedó con la chiquita (Mariana Zaffaroni)», reafirmó.

Jorge Zaffaroni y María Emilia Islas fueron detenidos junto a su hija el 27 de setiembre de 1976, por lo que el vuelo de los últimos uruguayos de Orletti debía haberse concretado después de esa fecha.

La abuela de Mariana Zaffaroni también realizó un testimonio coincidente con la versión del ex represor argentino. María Esther Gatti de Islas afirma que en una de las ocasiones en que se habló con Furci, el ex agente del SIDE argumentó que él había «salvado la vida» de su nieta, al quedársela «en la escalerilla del avión» en que se iban sus padres.

En mayo, el «informante» argentino llevó a reducir a una veintena al grupo de uruguayos que fue trasladado a Montevideo ya que –con excepción de tres detenidos que habían pasado a colaborar con los represores– sólo estaban en Orletti los que fueron detenidos entre el 23 de setiembre y el 4 de octubre.

El último vuelo probablemente se produjo en la noche del 4 al 5 de octubre de aquel 1976, en un operativo que, afirma el «informante», fue dirigido personalmente por el entonces mayor José Nino Gavazzo.

Esta versión coincide con la fecha y cantidad aproximada de detenidos encapuchados que el nuevo testigo uruguayo dice haber visto arribar al Aeropuerto de Carrasco en el C-47 del TAMU Nº 511, porque es factible que, como en el caso de Roger Julien, no todos los militantes del PVP secuestrados en esos días hayan sobrevivido a su detención y tortura en Orletti.

El testimonio del argentino Luis Bertazzo, que detenido en Buenos Aires el 23 de agosto, recluido en Orletti y liberado a principios de octubre, también señala que un grupo de uruguayos fue trasladado a principios de octubre.

«Expresa que durante varios días el dicente no es molestado, hasta que llega al lugar una persona que aparentemente no pertenecía al centro clandestino y les pregunta a los detenidos por su nombre y apellido, nombre de guerra, militancia política; es ahí que cuando le llega el turno al deponente, manifiesta que no tenía nombre de guerra y que no tenía militancia política, a lo que se le pregunta si había sido interrogado respondiendo que sí; es por ello que al día siguiente es llevado a presencia del coronel y se le comunica que obtendrá la libertad y que por lo tanto no comentara nada acerca de lo que le había ocurrido, agregando que su libertad se hará efectiva el día 7 de octubre de 1976. Recuerda que unos días antes de ello se había procedido al traslado de un grupo de uruguayos…», dice el acta del relato de Bertazzo. *

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