Apropiador de bebés amenaza con hablar

Un ex jefe policial de la dictadura argentina, Miguel Etchecolatz, conocería más casos de apropiación de bebés hijos de detenidos-desaparecidos.

El ex comisario, quien fuera subjefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires a las órdenes del fallecido ex general Ramón «Chicho» Camps en la época más cruenta de la dictadura militar, y como tal condenado en el juicio a las juntas militares del llamado «Proceso de Reorganización» realizado en 1985, amenaza con romper el «pacto de sangre» y revelar aspectos inéditos de aquel aciago período de la historia nacional.

Etchecolatz envió una circular a sus «camaradas y compañeros», altos oficiales retirados a los que acusa de «traición» y se pregunta «¿Debo seguir callando? ¿Debo continuar protegiendo a los que me ignoran? ¿Debo amparar aún a quienes utilizaron su libertad para desprestigiar a mi querida policía constituyendo mafias y enriqueciéndose ilícitamente?» para concluir: «Camaradas: ¿qué debo hacer? ¿que harían ustedes en mi lugar?».

El fax está fechado en Mar del Plata –donde cumple prisión domiciliaria– el pasado mes de enero y en el texto Etchecolatz comienza quejándose: «Desde hace años, víctima de injustas condenas, privado de mi libertad, soy dueño de un tiempo infinito para recordar, sentir y pensar» en la policía bonaerense, a la que llama «segunda madre» y en «aquellos hombres, con nombre y apellido, con quienes me forjé desde la Escuela de Cadetes hasta que muchos logramos la máxima jerarquía en la Fuerza», es decir, específicamente en los comisarios retirados.

Recuerda a «quienes envueltos en las banderas de la patria de la fe combatimos y vencimos al enemigo», a «mis superiores, mis pares y subordinados, todos por igual, que con la misma decisión y entrega hicimos aquello que fue necesario en aras del objetivo común y nacional: la victoria», para agregar que la mayor parte de aquellos «posiblemente por temor, quieren borrar su memoria y mintiéndose a sí mismos, nada parecen recordar», mientras otros «se ocultan en su cobardía, y niegan» su participación en la llamada «guerra antisubversiva».

Seguidamente les advierte, «a ellos, los temerosos y los cobardes» que «resultan vanas la amnesia y la negación, pues muchos hemos sobrevivido a aquella guerra… memoriosos, detallistas… mudos testigos de un tiempo en que la patria nos convocó».

El policía que ante las acusaciones de haberlo torturado que le hizo en el programa Hora Clave en el que ambos participaban el diputado Alfredo Bravo (ARI) se ufanó de haberle «arreglado el pie plano» a golpes en las plantas de los pies, lo hace en su circular de su supuesta decisión «de entregarme en soledad a la turba roja y aceptar mi responsabilidad única y exclusiva por el hecho de todos (sic)», incluyendo a quienes «desertaron, los que tallaron, los que se escondieron, y (los) autores de un delito de ejecución continuada», en lo que parece una tácita pero obvia referencia a quienes se apropiaron de bebés de detenidos-desaparecidos. *

 

 

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