Lula. El ex presidente de Brasil y líder del PT arrancó aplausos y la ovación de los frenteamplistas

"El Frente Amplio cambió la política del Uruguay"

Frente a los miles de simpatizantes que se congregaron en el Palacio Peñarol, la izquierda reafirmó los principios que dieron origen a la coalición y su decisión de dejar sin efecto la Ley de Caducidad.

Numerosos delegados de partidos de izquierda latinoamericana celebraron el aniversario, al tiempo que se emitieron ­a través de dos pantallas­ mensajes del grupo Calle 13 y un video en el que la coalición rememoró los principales momentos políticos por los que atravesó el FA en sus 40 años de vida. La llegada de Mujica y su esposa la senadora Lucía Topolansky al acto fue saludada por un cerrado aplauso, mientras decenas de militantes se acercaron al Presidente para sacarse fotos. Sonriente y sin protocolos, el mandatario accedió a todas las solicitudes, incluso con la mayoría de los dirigentes de las delegaciones extranjeras que asistieron al mitin. «Olé, olé, olé, Pepe, Pepe» corearon los asistentes, y con el mismo cántico fue recibido el ex presidente de Brasil. De campera beige y pantalón gris, con escasa seguridad y agradecido por la invitación, Lula fue el centro durante todo el acto. También el líder de la coalición Tabaré Vázquez fue recibido con una gran ovación, al tiempo que desde los distintos anillos del estadio, los militantes hicieron flamear las banderas de Otorgués. Mujica, Lula, Vázquez, Topolansky, el vicepresidente Danilo Astori y la viuda del general Líber Seregni, Lilí Lerena compartieron la primera fila de la platea. Ministros, subsecretarios, senadores, diputados, intendentes y dirigentes de todos los partidos de la coalición concurrieron al mitin. Lo hicieron además las figuras allegadas a Seregni como el ex jerarca municipal, Alberto Rosselli. El general Víctor Licandro no pudo participar del acto por motivos de salud. No obstante, como homenaje, su silla no fue ocupada por otro dirigente. Al comenzar el acto se trasmitieron los saludos enviados por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de Bolivia, Evo Morales, de Ecuador, Rafael Correa y de organizaciones y partidos de izquierda de distintas parte de América. Se anunció que el secretario general del Partido Colorado, el senador Pedro Bordaberry, también había hecho llegar su saludo, información que fue abucheada por los asistentes. Luego de la actuación de la murga Falta y Resto ­que interpretó el couplé 1811 del año 1984­, el presidente del FA, Jorge Brovetto invitó a Lula a subir al estrado.

 

El pueblo «recuperó su autoestima»

El dos veces presidente de Brasil, Lula da Silva, destacó el proceso integrador en el continente, y aseguró que tanto el PT como el Frente Amplio tienen mucho que mostrar a la izquierda en el mundo.

En la conmemoración del primer acto de masas del Frente Amplio, el 26 de marzo de 1971, el ex mandatario de Brasil, recordó la primera vez que llegó a Uruguay, en 1993, cuando era candidato a la Presidencia por segunda vez, conoció a Tabaré Vázquez, entonces intendente de Montevideo, a Líber Seregni y a muchos compañeros más.

Lula señaló que el Frente Amplio cambió la política de Uruguay, dominada entonces por dos partidos tradicionales que no interpretaban a la ciudadanía.

Destacó que el Frente Amplio pagó un alto precio por la democracia durante la dictadura militar y que jugó un papel fundamental en la etapa de la reinserción democrática, mucho antes de llegar a ser gobierno.

El ex presidente de Brasil destacó la lucha contra las políticas neoliberales que se imponían en Latinoamérica, de privatizaciones y cesión de soberanía, que provocaron el aumento de la pobreza. Definió a los líderes de entonces como «adoradores del mercado» que impusieron las privatizaciones y aumentaron la miseria. En ese sentido subrayó que, gracias a la movilización del Frente Amplio y del movimiento sindical en Uruguay, no llegaron a imponerse completamente esas políticas que en otros países «dejaron un rastro de desastre económico y social».

«El pueblo uruguayo no permitió que eso pasara y dejaran un Estado raquítico».

Consideró que ahora las cosas han cambiado en la región, y que esos cambios liberaron la mente de la gente. El pueblo «recuperó su autoestima y la capacidad de construir un país más justo y próspero».

Identificó las políticas de su gobierno en Brasil con las del Frente Amplio en el gobierno de Uruguay. «Nuestros países demostraron que se puede crecer y distribuir los frutos de la economía y reducir la pobreza». Agregó que «nuestras políticas fueron emancipadoras».

«Tenemos mucho para festejar en estos 40 años del Frente Amplio. Festejar los avances económicos y sociales, y el fortalecimiento de la democracia».

Sin embargo aclaró que falta mucho por lograr, pero que las conquistas históricas obtenidas, dan confianza en que se seguirá avanzando.

Dijo que como ex presidente de Brasil y del Partido de los Trabajadores, respeta mucho al Frente Amplio, y señaló que el PT se constituyó a espejo del mismo. Sostuvo que las políticas emprendidas por Tabaré Vázquez y José Mujica están muy cerca de su gobierno y del gobierno de Dilma Rousseff. «Tanto el Frente Amplio como el PT somos plurales y profundamente democráticos. Capaces de cambiar, mantener la diversidad y la democracia, pero siempre apegados al compromiso con el pueblo trabajador».

Sostuvo que el Frente Amplio y el PT son un ejemplo para la izquierda en el mundo, donde se han perdido referencias, y convocó a trabajar en conjunto para divulgar esas experiencias, «no para construir dogmas». Consideró que la izquierda en el mundo entró en crisis e indicó que tanto el PT como el Frente Amplio lograron cambiar «sin abandonar nuestros compromisos con el pueblo oprimido». «La izquierda auténtica supera los desafíos». Ahora, destacó, las dos fuerzas políticas tienen una responsabilidad mayor. Consideró que los cambios van más allá de una generación, y por eso se hace necesario «construir un pensamiento de izquierda en compromiso con la democracia».

Sostuvo que «no habrá socialismo sin plena democracia, ni habrá democracia política, sin democracia económica y social».

Insistió en trabajar para construir ese pensamiento, «no surgido de los libros sino de la lucha del pueblo trabajador» e invitó al PT, al FA y a otros organizaciones y movimientos, a compartir experiencias que sirvan para otros procesos progresistas en el mundo.

Lula abordó también la integración latinoamericana y recordó que al inicio de los gobiernos del PT y del Frente Amplio la región miraba con desconfianza, o no miraba a sus vecinos. Destacó que en estos 20 años del Mercosur, muchas cosas han cambiado y la integración ha avanzado. En ese sentido destacó la lucha por impedir el Tratado de Libre Comercio impulsado por Estados Unidos para la región, el ALCA, al que consideró nefasto e imperialista.

Dijo que el comercio regional se ha duplicado en los últimos años, y que la balanza comercial entre Uruguay y Brasil casi se ha equiparado. Uruguay exporta a Brasil por 1.450 millones de dólares e importa por 1.466 millones. «Tengo la certeza de que Uruguay va a exportar mucho más», afirmó.

«Percibimos que Brasil crece mejor si también crecen sus vecinos».

De todas maneras advirtió que la integración no está exenta de contradicciones, pero que «lo importante es lo que nos une, no los que nos separa». Aseguró que «la integración no debe ser sólo comercial. La unidad del continente, dijo, debe ser efectiva, con el libre tránsito de sus ciudadanos sin pasaporte, sin barreras comerciales, de intercambio de estudiantes, y coordinación sindical.

Recordó que muchas veces se veía a Brasil como un imperio, pero eso ha cambiado, y dijo que la integración económica no pasa porque empresarios de Brasil compren empresas uruguayas, sino por la cooperación.

«Tengo la convicción de que cuando Pepe se reúna con Dilma, que es más bonita, inteligente y solidaria que yo, se avanzará más en la integración».

«El siglo XXI es el de la reafirmac
ión definitiva de la América del Sur que soñaron nuestros próceres».

En una pausa de su discurso, al mejor estilo de los que realizaba cuando era un líder sindical en São Pablo, Lula explicó: «Amigos, tenía nostalgia de hablar en un micrófono». También bromeando dijo que tenía un resentimiento, y que le pedía «a Dios que Uruguay no haga en 2014 lo mismo que en 1950″.

Enseguida envió un mensaje a la militancia y recordó que mientras el FA cumplió 40 años, el PT alcanzó 31 años en febrero pasado. «El FA inspiró al PT» aseguró, y señaló que la militancia es la que ha hecho posible los avances. «Desde el fondo de mi corazón, expreso mi alegría por estar aquí entre ustedes, y brindar mi respeto al pueblo uruguayo y al Frente Amplio». Lula comparó también los procesos de Mujica y de Rousseff, señalando que ambos han estado presos en dictaduras, fueron torturados y no guardan resentimientos. «El resentimiento lo tienen los que los torturaron», afirmó.

En su comparación entre el PT y el FA mencionó las reuniones eternas, y dijo que si bien se atrevía a criticar a su partido, no «permitiré que mis adversarios hablen mal».

Finalmente, destacó que tanto él como Tabaré Vázquez son ex presidentes, «pero nunca seremos ex militantes». Por su parte, Brovetto afirmó anoche que «en Uruguay no habrá más espacio para la impunidad. No habrá impunes», al ratificar la decisión de la izquierda que dejará sin efecto la Ley de Caducidad. El conductor del conglomerado se preguntó a lo largo de discurso qué hubiera pasado en Uruguay si «no existiera el Frente Amplio». Los logros alcanzados durante el gobierno de Vázquez, fueron enumerados por Brovetto. El ex ministro de Educación avaló la presencia de Mujica, al señalar que no había «acto más democrático» que participar de la celebración. «Saludo con especial destaque la presencia del Presidente de todos los uruguayos. Bienvenido querido presidente Pepe a esta fiesta de la democracia uruguaya, porque eso es lo que representa esta celebración».

Ante las críticas de dirigentes de los partidos tradicionales por la decisión de Mujica, Brovetto se preguntó: «¿Acaso no constituye la propia esencia de la democracia, la celebración de la fundación de una fuerza política nacida del seno del pueblo, de una fuerza política concebida sobre el principio artiguista de que no tenemos más enemigos que los que se oponen a la pública felicidad».

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