Ex presa política uruguaya. Denunció haber sido torturada y violada por el coronel (r ) Manuel Cordero

Las atrocidades de Automotores Orletti

La ex presa política Ana Inés Quadros aseguró ante el Tribunal Oral Federal Nº 1 (TOF1) de la República Argentina que el centro clandestino de detención «Automotores Orletti» era «todo un infierno», y ratificó la participación de militares uruguayos en los interrogatorios con torturas desarrollados en dicho centro.

La ex militante compareció ante el TOF 1 en el marco del juicio oral por los crímenes perpetrados en el paradigmático centro clandestino de detención de la dictadura argentina, en el cual son imputados seis represores argentinos y donde una treintena de uruguayos comparecieron o comparecerán como testigos.

Quadros fue detenida el 13 de julio de 1976 en Argentina, donde se había exiliado junto a otros militantes de izquierda.»Se acercaron a nuestra mesa con todo tipo de armamentos, nos sacaron a empujones, nos arrastraron por el suelo, y al final a mí me metieron en un auto», recordó. Quadros tenía una agenda con nombres y citas, pero logró tirarla por una hendija durante el forcejeo.

La joven era uno de los principales cuadros del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), siendo la encargada de masas, es decir, la responsable de entablar contacto con los futuros posibles miembros de la organización, según recuerda la nota de la periodista Alejandra Dandan de Página/12, sobre su comparecencia ante el TOF 1.

Quadros fue enviada al centro clandestino de detención «Automotores Orletti». «Entramos con el auto, me bajan y empiezo a escuchar voces de otros uruguayos», narró la ex presa política. Los detenidos fueron puesto en fila, les pidieron los nombres y les colgaron un número. «Yo empecé a ser la trece y no Ana Quadros, me sacaron anillos y vi esa rapacidad del botín de guerra», expresó la militante.

«Orletti en sí era todo un infierno, porque la música estaba a todo lo que da, los gritos de los torturados, el tren que pasaba permanentemente, nosotros tirados en el piso, un piso de cemento con grasa y aceite de autos», recordó. Sin embargo, uno de los momentos más duros del testimonio fue cuando Quadros narró los detalles de la violación de la cual fue víctima, en manos del represor uruguayo, Manuel Cordero, recientemente extraditado desde Brasil hacia Argentina para ser juzgado por varios crímenes perpetrados en dicho período.

Quadros detalló que un día fue subida a la parte más alta de «Orletti», donde fue recibida por Cordero, quien le preguntó si lo conocía. «¿Cómo que no sabés de mí?», le dijo el represor antes de mostrarle un organigrama del PVP colgado en la pared. La militante fue interrogada por los integrantes de la organización; en todos los casos contestó negativamente.

Entonces otros represores la colgaron con las muñecas para atrás, le enroscaron un cable en el cuerpo y pusieron agua y sal en el piso. Cuando el peso de la cuerda cedía, sus pies tocaban la sal y le daban golpes con electricidad. Cordero volvió más tarde. La cargó en andas desnuda hasta el cuarto de al lado, le puso un trapo en la cabeza y la violó, cuenta la crónica. «Sentí un dolor y una vergüenza tan grande que demoré veinte años en poder testimoniarlo; al rato me agarró de nuevo y me llevó donde estaban los otros detenidos», afirmó Quadros ante el TOF 1.

El testimonio de Quadros deja en evidencia que eran los militares uruguayos los encargados de interrogar a los detenidos uruguayos. Luego de la violación otro represor le dijo que habían ido a buscar a sus hijos, que le habían dicho a su marido, que él los había contactado para que la fuesen a ver y que iban a colgarlos. La ex presa política sufrió una crisis nerviosa y se puso a hablar en inglés, ante lo cual cesaron las torturas.

«A medida que me fui reponiendo empecé a escuchar una discusión entre los militares argentinos y uruguayos; se peleaban porque los uruguayos querían traernos a Uruguay, los argentinos decían que no, porque se iba a saber todo, hasta que al final resolvieron que sí». Un día Quadros y otros detenidos fueron llevados hasta un aeropuerto militar, desde donde partiría uno de los primeros vuelos clandestinos con presos políticos hacia Uruguay. «También trasladaban el botín de guerra, había cosas, cositas, muebles, no fue un operativo silencioso», afirmó.

La ex militante fue alojada en la Casona de Punta Carretas y posteriormente en la sede del Servicio de Información y Defensa (SID) de Bulevar Artigas y Palmar, uno de los más emblemáticos centros de la represión uruguaya y que próximamente se convertirá en un centro de memoria. Quadros narró haber visto allí a una mujer embarazada (posiblemente Maria Claudia García de Gelman), la cual un día fue trasladada en ambulancia para volver dos días después tras dar a luz a una bebé (Macarena). Asimismo, afirmó haber visto a Victoria y Anatole Julien, hijos de Roger Julien y Victoria Grisonas, víctimas de la represión.

Más tarde, Quadros y otros militantes fueron trasladados a un chalet residencial, con la intención de ser «blanqueados» como integrantes de un grupo armado que pretendía invadir Uruguay. «Se llenó de milicos. Rodearon toda la manzana, rompieron muebles para que el barrio pensara que era una detención importante. Nos pasearon a la salida del estadio donde jugaban Nacional y Peñarol», contó. Quadros fue procesada entonces por la Justicia Militar y condenada a cinco años de prisión. El recuerdo perdura.

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