El "Campo de Vidiella". Allí habrían enterrado a las víctimas del "segundo vuelo" y a María Claudia García de Gelman

Equipo de López Mazz reanuda en una  semana excavaciones en Batallón 14

El equipo de antropólogos que encabeza el arqueólogo José López Mazz reiniciará en una semana las excavaciones en un campo adjunto al Batallón de Paracaidistas Nº 14 de Toledo para buscar restos de uruguayos desaparecidos en los años de la dictadura militar.

Ante la aparición de nuevos datos e informantes, López Mazz y un equipo de técnicos de la Facultad de Humanidades y Ciencias regresarán al predio conocido como «Campo de Vidiella», donde ya se efectuaron infructuosas excavaciones entre agosto de 2005 y octubre de 2006.

La nueva búsqueda fue autorizada por el poder Ejecutivo a pedido de la Secretaría de Seguimiento de la Comisión para la Paz, que funciona en el Palacio Estévez, luego de recibir informaciones coincidentes de diversas fuentes, entre ellas datos específicos recabados por LA REPUBLICA.

Campo de Vidiella

El Campo de Vidiella había sido mencionado como un lugar de enterramientos en el informe de la Comisión para la Paz, creada durante la administración del presidente Jorge Batlle, pero fue en el gobierno de Tabaré Vázquez que se ordenó excavar ante un documento oficial del Ejército del 8 de agosto de 2005.

El Poder Ejecutivo había ordenado al Ejército informar sobre los desaparecidos y el comandante del Ejército, general Angel Bertolotti, encomendó la tarea a los generales Carlos Díaz y Pedro Barneix, quienes en su informe admitieron la existencia de tumbas clandestinas en unidades militares.

El predio donde se encuentra el Batallón 14, cerca de Toledo, pertenecía a fines del siglo XIX a Federico Vidiella y fue adquirido por el Ejército en 1972. Al oeste del campo que divide la Ruta 85 se construyó la unidad militar y el lado este se dejó como zona de operaciones y maniobras.

Tres mentiras

El Ejército señaló tres sitios del Campo de Vidiella y afirmó que en uno de ellos podría hallarse («con un 99% de certeza») el cuerpo de la nuera del poeta argentino Juan Gelman, María Claudia García, cuya hija nacida en cautiverio, Macarena, recuperó su identidad en 2002.

En el propio terreno, el general Bertolotti llegó a decirle a la joven Macarena Gelman que el cuerpo de su madre se encontraba bajo sus pies, en un radio de cinco metros. El ayudante del comandante, Raúl Gloodofsky, fue luego ascendido a general por su «tarea» en la búsqueda de cuerpos.

Sin embargo, la información oficial del Ejército resultó falsa. Aunque los militares realizaron correcciones a su informe inicial y señalaron nuevas áreas de excavación («el espejo»), se evidenció que sus informantes (los propios represores) habían mentido en un cruel juego de «mosqueta».

Nuevos datos

El equipo de técnicos aguarda una resolución de la Intendencia Municipal de Montevideo, a la cual se le solicitó una cuadrilla para desmalezar el terreno, tarea para la que ya se cuenta con un grupo de peones aportado por la comuna canaria. El Ejército se ha negado a proporcionar personal para la tarea.

La nueva información que analiza el equipo de antropólogos localiza las áreas de excavación al noroeste del arroyo Meirelles, detrás de los espaldones de un polígono de tiro para cuya construcción se realizó un desvío del curso fluvial. El lugar no figura en el informe que el Ejército realizó en 2005.

El detalle de que «se había cambiado la geografía» del lugar donde se enterraron los cuerpos de los desaparecidos había sido mencionado en uno de sus alardes por el ex coronel Gilberto Vázquez, uno de los represores que hoy se encuentran encarcelados en la prisión especial de la calle Domingo Arena.

 

Otros lugares

La búsqueda de desaparecidos implicó trabajos en una chacra de Pando (donde apareció el cuerpo de Ubagesner Chaves Sosa) y otra de Pajas Blancas, en el aeropuerto y cementerio de Maldonado, en el Parador Tajes, una cantera de Ancap y donde funcionaron los centros de represión La Tablada y La Casona.

El equipo de López Mazz ya ha ingresado a cuatro unidades militares: el Batallón de Infantería Nº 13 (donde se halló el cuerpo de Fernando Miranda), el Batallón 14 de Toledo, la Brigada de Artillería Antiaérea Nº 1 (Canelones) y el Batallón de Ingenieros de Combate Nº 4 de Laguna del Sauce.

En forma paralela a la planificación de los nuevos trabajos de excavación en el Batallón Nº 14, el equipo de técnicos también está analizando informaciones que señalan como eventuales lugares de enterramiento a otras tres dependencias militares y un cementerio.

 

«Arlington»

El denominado «Campo de Vidiella» es el predio que distintas fuentes han señalado como sitio de enterramiento de más de veinte uruguayos desaparecidos en 1976 y de la ciudadana argentina María Claudia García, nuera del poeta Juan Gelman.

El lugar era conocido por los represores con el nombre de «Arlington», porque lo asociaban al cementerio ubicado en esa localidad del Estado de Virginia, en terrenos de la casa del general sureño Robert E. Lee, donde se ha enterrado a soldados norteamericanos desde su guerra civil (1861-65).

La existencia de «Arlington» había sido denunciada por el ex secretario presidencial Carlos Ramela Regules durante su actuación en la Comisión para la Paz, que en su informe final sobre desaparecidos señaló al Batallón 14 de Paracaidistas de Toledo como el lugar donde se realizaron los enterramientos.

El lunes 17 de julio de 2006 LA REPUBLICA publicó una investigación en la que se indicó que en el Batallón 14 se concretó el asesinato y la desaparición de María Claudia García de Gelman, en un operativo en el cual participaron los militares Regino Burgueño, Juan Rodríguez Buratti, José Arab y Jorge Silveira.

El 27 de agosto de 2006 se publicó otra investigación de LA REPUBLICA, en la cual un informante militar señala que los uruguayos secuestrados en Automotores Orletti, en Argentina, en setiembre de 1976 y traídos a Montevideo en el «segundo vuelo», fueron ejecutados y enterrados en el Batallón 14.

El grupo del «segundo vuelo», transportado el 5 de octubre de 1976, habría permanecido recluido por más de un mes en el centro de torturas «300 Carlos», ubicado en un galpón del Servicio de Material y Armamento (SMA), adjunto al Batallón de Infantería Nº 13, sobre la Avenida de las Instrucciones.

El informante indicó entonces que a ese grupo de presos que conocían como «los del ómnibus», porque habían sido llevados al lugar en el micro del SMA, los fueron trasladando en una camioneta blanca marca Pingo, para ejecutarlos y enterrarlos en el Batallón 14. El 6 de mayo de 2007 un artículo de LA REPUBLICA basado en otras fuentes indicaba que las víctimas del segundo vuelo habrían sido enterradas en el Campo de Vidiella. La tumba del «ómnibus» ­se informó­ estaría detrás de un polígono de tiro construido junto al arroyo Meirelles.

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