Presidente de la Felap: Arbilla es "la ficha más lamentable" de la SIP

Ciudad de Panamá

Al conocer del hecho, Luis Suárez presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, no expresó sorpresa alguna, toda vez que, según afirmó, «el nombramiento de Danilo Arbilla en la SIP, sólo demuestra el cinismo del organismo, nombrando en su Presidencia a la más lamentable de sus fichas».

Arbilla fue calificado de «personaje siniestro» y «una prueba fresca de la crisis por la que atraviesa la SIP». En el marco del debate que sacó al auditorio del tema central del encuentro, Periodismo, Infancia y Sociedad, se lamentó que Arbilla, acusado de haber colaborado en la conculcación de libertades durante la dictadura uruguaya, haya logrado minimizar, ante los ojos de la SIP su lamentable hoja de vida, para decirle al mundo: «Así se nombra a los presidentes de la SIP».

En una carta pública remitida a Federico Fasano, director de LA REPUBLICA, el ex consejero regional en Comunicación Social para América Latina y el Caribe de la Unesco, Germán Carnero, expresa su testimonio de absoluta solidaridad con el enaltecedor y digno gesto del diario LA REPUBLICA, al «haberse retirado temporariamente de la Sociedad Interamericana de Prensa, por el nombramiento de Danilo Arbilla como presidente de esa institución, en virtud de su pasado de colaboracionista con uno de los regímenes más vergonzantes y oprobiosos del Uruguay, durante aquella época en la que miles de ciudadanos fueron asesinados, mancillados y torturados por las dictaduras militares que se apoderaron de países del sur de nuestra América».

«No conocía esas actividades de Danilo Arbilla, con quien en diversas oportunidades he departido en reuniones y actividades vinculadas a la defensa de la libertad de expresión. Pero, como bien has dicho, es incompatible e incoherente poner al zorro en el gallinero, y los miembros de la SIP, entre los cuales se encuentran empresarios y periodistas que han librado destacadas batallas por la libertad de nuestros países, deberían darse cuenta de la gravedad de un nombramiento de esas dimensiones», afirmó Carnero en su misiva.

«Cuando se trata de la defensa de los derechos humanos», enfatiza Germán Carnero, «no caben medias tintas y hay que ser claro y tajante para decir no a la impunidad».

Finalmente, Carnero apunta hacia «la fragilidad de nuestras democracias, a merced aún, desgraciadamente, de todo tipo de abusos y prepotencias internas y externas, nos imponen estos gestos de ética elemental».

Enrique González Manet, investigador del Instituto Cubano de Radio y Televisión y profesor de la Universidad de La Habana, entregó a esta corresponsal su nota de solidaridad con Federico Fasano, director de LA REPUBLICA, donde impugna la designación del señor Arbilla como presidente de la SIP, después de haber sido secretario de Prensa de la dictadura militar de Uruguay, saludando a Fasano por su actitud en favor de la ética y los principios, y sus pronunciamientos contra lo que debe calificarse como «burla impúdica contra el periodismo honesto y su tradición democrática en el continente».

«Parece ser que la SIP», expresa González Manet, «que tanto atacó a la Unesco y los conceptos del Nuevo Orden de la información y la comunicación, promovidos por más de cien países, ha querido provocar en evidente desafío a la opinión pública y a los medios de América Latina». «Tal incongruencia», concluye Manet, «sólo puede ser denunciada con energía y sin concesiones, actitud que te define a tí y a LA REPUBLICA«.

Un documento circulado en el Encuentro por Ernesto Vera, representante regional de la OIP, recuerda que «el año siguiente del golpe CIA-SIP, en 1951, se reunieron en Montevideo dirigentes de varias organizaciones de profesionales de la prensa, los que hicieron el primer llamamiento de lo que 25 años después sería la pujante Federación Latinoamericana de Periodistas, Felap». La convocatoria, aprobada en el Primer Congreso en 1976, en la capital mexicana, comenzaba señalando: «Se ha evidenciado así el anhelo que anima a los periodistas latinoamericanos, que consiste en un profundo deseo de superar el aislamiento en que hemos permanecido durante décadas, y que ha permitido que los empresarios de la prensa, asociados en la corporación denominada SIP, usurparan la representación de los periodistas y se permitieran emitir juicios respecto a la libertad de prensa».

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