El ex presidente sostuvo que la idea del golpe "fue impuesta por los hechos"

Bordaberry: "La democracia había sido la causa de todos los males"

«El movimiento tupamaro estaba militarmente derrotado pero la guerra sicológica que había iniciado; en fin, la revolución seguía. Era imposible seguir gobernando en las condiciones en que estábamos», afirmó. Bordaberry manifestó que «la idea» del golpe de Estado «fue impuesta por los hechos», pero añadió que «nadie puede tomar una decisión así sin un apoyo del poder que en ese momentos eran las FFAA». «En febrero de 1973 el poder pasó a manos de las FFAA, salió de los partidos políticos. Trabajamos en conjunto (con las FFAA), nos reunimos y tomamos esa decisión. Era un hecho muy evidente (y la conversación duró unos ) diez días», agregó.

«Yo fui sustituido»

Con respecto a su remoción en 1976, Bordaberry dijo que no renunció a la presidencia y que tampoco «nadie me sugirió que me fuera». «Se trataba de decidir qué iba a pasar con el país al año siguiente, que iba a haber elecciones. Si íbamos a llamar a elecciones como siempre, con todos los partidos o si íbamos a hacer un nuevo sistema político que era lo que yo pensaba; lo que yo propuse». «Propuse eso, no fue aceptado por las FFAA, que se pronunciaron por el retorno a la democracia por un período de tiempo que se consideraba necesario y yo no. Yo creo que la democracia había sido la causa de todos los males que había padecido el país. Por tanto, no nos pusimos de acuerdo. Ahí sí tuve por primera vez una discrepancia con las FFAA que hacía a los principios fundamentales que tiene cada uno y no puede renunciar. Entonces yo no acepté –ellos me ofrecieron seguir en la presidencia después del tiempo para el que estaba previsto mi mandato– yo dije que no, que si se reformaba la Constitución en los términos que yo pedía y si yo servía para seguir dentro de una nueva legitimidad, pero seguir porque sí, tachando en el almanaque el día en que me tenía que ir, no , eso no. Entonces simplemente nombraron un sustituto, el vicepresidente». Sobre su salida del gobierno agregó que «podrían haber muchos términos; derrocado, puede caber», aunque expresó que «no sé etimológicamente qué quiere decir». «Parece que fuera tirado de arriba de una roca. Yo fui sustituido de la presidencia, ese término es exacto; yo estaba en mi casa, descolgué el teléfono, no andaba, descolgué otro, no andaba, entonces me di cuenta de que no era más presidente».

El decreto del golpe

A las 7 de la mañana del 27 de junio de 1973, las radios difundían en todo el país el decreto de disolución del Parlamento, suscrito por el presidente Juan María Bordaberry y los ministros del Interior y Defensa. El decreto disponía además la creación de un Consejo de Estado, con atribuciones específicas en materia legislativa, que debería encargarse de la redacción de un anteproyecto de reforma constitucional; la prohibición de difundir noticias atribuyendo al gobierno intenciones dictatoriales o que pudieran perturbar el orden público; la autorización para que las Fuerzas Conjuntas prestaran su concurso para asegurar el funcionamiento de los servicios públicos esenciales. Por un decreto complementario fueron disueltas además las Juntas Departamentales, creándose en cada municipalidad una «Junta de Vecinos» que tendría, en la jurisdicción departamental, las mismas funciones que el Consejo de Estado. Desde el amanecer, Montevideo fue ocupada por numerosos contingentes militares desplegados en distintos puntos estratégicos de la ciudad. Varios vehículos blindados bloquearon el acceso al Parlamento, clausurado por tropas mandatadas por los generales Cristi y Alvarez. Los medios de comunicación quedaron bajo control del Ejército y las radios retrasmitían programas compuestos por marchas militares, música folclórica y comunicados oficiales. Por la noche, Bordaberry, en una intervención radiotelevisada, justificó el golpe de Estado en nombre de la «institucionalidad» y manifestó que «el pueblo será el supremo juez».

Repercusiones políticas

Las manifestaciones de Bordaberry fueron respondidas por dirigentes políticos de todos los partidos, quienes descargaron en el ex presidente la responsabilidad del golpe cívico militar del 27 de junio de 1973.

El ex senador colorado Bernardo Pozzolo catalogó al ex presidente de «traidor» y dijo que Bordaberry no puede decir que no hubo golpe de Estado. «No puede el señor Bordaberry sostener que no hubo un golpe de Estado. Si se disuelve una de las instituciones del Estado como es el Parlamento, la más representativa del pueblo, ¿eso no es un golpe de Estado?; si se encabeza un gobierno que se llamaba cívico militar, pero que de cívico sólo tenía un traidor, que era él, un traidor a las instituciones, ¿cómo se puede decir que no hubo golpe de Estado?», sostuvo Pozzolo. El general (r) Líber Seregni, fundador del Frente Amplio en 1971, dijo que el golpe de Estado se produjo porque el sistema no respondió y que el golpe fue dado por el presidente de la República con apoyo de las FFAA.

Sostuvo que «tenemos que reconocer ahora que el sistema político no respondió. El golpe de Estado lo dio el que era presidente de la República con el apoyo de las FFAA y que cuando hay quiebres institucionales en un país es porque el sistema político es incapaz de encontrar soluciones viables de salida a una crisis planteada.»

Por su parte, el senador nacionalista Carlos Julio Pereyra, quien también era senador en aquel entonces, sostuvo que Bordaberry era «un presidente con espíritu totalitario, negando el valor de la democracia, negando el valor de las elecciones populares de los gobernantes» y agregó que «el régimen que él desearía para el Uruguay sería un régimen idéntico al de Franco en España». En tanto, el senador del Nuevo Espacio, Rafael Michelini, señaló que si bien era inminente un golpe de Estado en el país, Bordaberry facilitó la tarea de los militares. «Yo creo» –señaló Michellini–, «que fue nefasto. Hubiera sido mucho más difícil para los militares llevaran a cabo el golpe de Estado si no hubieran tenido al propio comandante en jefe de las FFAA, el presidente de la República, en ese momento Bordaberry, habilitando y alentando el golpe de Estado».

El senador tupamaro José Mujica manifestó que «Bordaberry era un hombre muy de derecha que quiso manejar a la derecha y también a los militares». «Era una derecha de carácter civil, pero que terminó dejando el cuero en la estaca, y que tampoco podía conformar a los militares que amanecían con ínfulas de poder», agregó.

Según el senador herrerista Guillermo García Costa, diputado wilsonista en el momento del golpe de Estado, sostuvo que Bordaberry es «un hombre de esquemas arcaicos». «Es un hombre con una mentalidad dedicada en arcaicos esquemas totalmente inadaptados a lo que era el Uruguay y es el Uruguay en su tradición y en su vida. Y cuando le llega el momento aplica lo que lamentablemente él cree es lo peor que el uruguay podía esperar o desear de un gobernante».

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