Autocrítica del almirante Jorge Godoy por la "barbarie" en la ESMA replantea indagar desapariciones

Tres uruguayos entre las víctimas de la Escuela de Mecánica de la Armada

Al menos tres uruguayos integran las listas de detenidos desaparecidos en las instalaciones de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) durante la dictadura argentina de 1976 y 1983, cuya triste historia fue reconocida el miércoles por el comandante de la Marina argentina, almirante Jorge Godoy.

Los uruguayos Carlos Bonavita, Elsa Garreiro de Villaflor y Mary Luppi, permanecieron recluidos en el ESMA luego de ser detenidos en el marco de la coordinación represiva de los regímenes dictatoriales que entonces se sucedieron en América del Sur.

También existen indicios de que por las instalaciones del ESMA habrían pasado los uruguayos José Pedro Callaba Píriz y Hugo Gomensoro, quienes, al igual que Bonavita, Garreiro y Luppi, permanecen en condición de detenidos desaparecidos, según reconoce el informe final de la Comisión para la Paz.

La autocrítica del almirante Godoy genera nuevas expectativas sobre la posibilidad de indagar el destino de los detenidos en la ESMA, donde se estima que fueron recluidos, torturados, ejecutados y desaparecidos más de cuatro mil presos políticos argentinos y de la región.

El comandante en jefe de la Armada argentina, Jorge Godoy, aceptó el miércoles que la unidad naval fue utilizada para «ejecutar hechos agraviantes a la dignidad humana, a la ética y a la ley», durante un discurso en homenaje al 147º aniversario de la muerte del almirante Brown, fundador de la Armada.

La declaración de Godoy  comparada con la autocrítica que años atrás realizara el comandante del Ejército, Martín Balza, actual embajador en Colombia  generó satisfacción en sectores políticos y de organismos de derechos humanos, por constituir el primer reconocimiento de esa fuerza sobre las violaciones a los derechos humanos ocurridas hace más de dos décadas.

Las instalaciones de la ESMA, centro de operaciones que comandaban el almirante Emilio Massera y donde operaba el capitán Alfredo Astiz, se constituirán en la sede de un Museo de la Memoria a propuesta del presidente Néstor Kirchner.

Tres víctimas uruguayas de la ESMA

Carlos Bonavita Espínola, uruguayo, nacido en 1933, era refugiado del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) desde el 13 de junio de 1976. Tenía 43 años, estaba casado y era un reconocido escritor y periodista que había trabajado en Marcha, El Popular y Epoca, a la vez que se desempeñó como periodista radial y actor de televisión en el recordado Telecataplum.

Militante del Frente Izquierda de Liberación (FIdeL) y afiliado al Partido Comunista del Uruguay (PCU) desde 1972, Bonavita fue detenido entre el 20 y el 29 de setiembre de 1976 durante un operativo represivo en un edificio de Corrientes y Pueyrredón, en Buenos Aires. Permanece como desaparecido.

María Elsa Garreiro Martínez había nacido en Pontevedra, Galicia, España, el 14 de octubre de 1945. Se había radicado en Uruguay a los 4 años de edad y poseía ciudadanía legal, cuando fue detenida en Avellaneda el 4 de agosto de 1979, junto a su compañero argentino Raimundo Aníbal Villaflor Gómez.

Garreiro era docente de francés y trabajaba en el diario Epoca. Militó en el Partido Socialista y en el Movimiento de Liberación Nacional (MLN). Lo detuvieron junto a su compañero e hijas, en la calle Mansilla, al igual que otras seis personas de la familia Villaflor.

Testimonios de familiares confirmaron que durante su detención en la ESMA, donde permaneció hasta 1980, se le permitió visitar a su familia, custodiada por el oficial de Marina Miguel Angel Cavallo, detenido en México y con solicitud de extradición del juez español Baltasar Garzón.

Mary Norma Luppi Mazzone había nacido el 4 de diciembre de 1936. Era técnica bibliotecaria de la Universidad de la República en Montevideo. Tenía 41 años cuando fue detenida el 10 de junio de 1977 en un apartamento de Vicente López, Buenos Aires.

Esa tarde, personas armadas vestidas de particular la secuestraron junto a otras tres mujeres  su compañera de apartamento María Luis Eiras y dos amigas uruguayas , que también fueron encapuchadas. «Esta es mía», dijo uno de los captores, evidentemente uruguayo, según testificó su padre, quien no pudo volver a verla. *

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