El artículo tiene como frase principal del mandatario uruguayo una referencia sobre lo que hará cuando deje la presidencia, donde Mujica reconoce que seguirá militando “mientras los huesos me respondan (…) eso de verme de personaje por el mundo, dando conferencias, posando en los hoteles… Esa no la veo”, afirmó.

El cronista descarta de entrada los lugares clásicos a los que refieren los noteros internacionales –y no pocos locales- sobre el VW azul, la perrita de tres patas, “o su rancho con flores (como) formas de transformarlo en un personaje pop. O dicho de otro modo: de callarlo. De hablar de lo que parece para no hablar de lo que es”.

Recuerda que la nota fue hecha en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara donde “era extraño: el país homenajeado de la FIL era Argentina, pero el evento principal fue la charla del presidente de Uruguay. Casi dos mil personas –domingo, nueve de la mañana– habían ido a escucharlo”, explica.

Apunta también que en la ocasión el entrevistador insistía en preguntarle por la historia de la guerrilla y la cárcel. “Él dijo que los uruguayos no lo habían votado por el pasado sino porque se preocupó por la comida, la salud, el techo de los pobres. Y que la ilusión de aquellos tiempos se mantiene, pero reelaborada (…) Qué ingenuidad, creíamos en la dictadura del proletariado y nos salió una burocracia atroz. Pero no por eso cambiamos de vereda. La chamboneamos por exceso de idealismo, pero en el fondo el fuego sagrado de la igualdad entre los hombres sigue siendo posible, por él hay que vivir y empujar”, señaló Mujica.

En narcotráfico “es el único que puede decir: hagan lo que yo hice”

Con ese subtítulo el artículo recorre uno de los temas más espinosos de administración que culmina, y uno de los que más se habló en el mundo: el narcotráfico.

“No se puede tapar el cielo con un paraguas. Si quieres cambiar, no puedes seguir haciendo lo mismo (…) No sabemos qué resultado puede dar lo que hicimos. Pero sabemos que llevamos 70 años reprimiendo y no funciona. Hay que combatir el mundo del prejuicio conservador, que quiere esconder las culpas debajo de la alfombra. Peor que la droga, que es un veneno, es el narcotráfico, que nos envenena el Estado, la sociedad, todo. Vale la pena que discutamos estas cosas públicamente. Yo no quiero que estén de acuerdo; les pido que piensen”, había dicho el presidente uruguayo.

En esa línea reafirmó una vez más sus convicciones de luchador social, sin abandonar una realidad clara, como es la responsabilidad para no “desentendernos de que el trabajador pague la luz, la comida, la educación de sus hijos. Si no, vamos a ser charlatanes de boliche pero no cambiamos un carajo, porque la que tiene la fuerza es la masa. Y si esa masa no pone el hombro, no hay hombres geniales que cambien la historia”.

El autor concluye que “no hay mejor crítico de la política de los políticos que un verdadero hombre político”.