Un general y un coronel competirán en las urnas por suceder a un ex comandante del Ejército

Pugna en los Tenientes de Artigas por el control político del Centro Militar

Una de las planchas estará encabezada por el general (r.) Manuel Fernández, el militar cuya cuya carrera terminó abruptamente en abril de 2000, al ser removido de su cargo de jefe del Estado Mayor Conjunto del arma, después de realizar comentarios de corte reivindicativo –por fuera de la estructura jerárquica– referidos a la situación de los militares y a la política seguida por el Poder Ejecutivo, en relación a los detenidos desaparecidos. «A la larga o a la corta, vamos a tener que pelear de vuelta. La cosa está pasando de claro a oscuro», afirmó en un reportaje, que acabó en su destitución.

El titular de la otra lista es el coronel (r.) Carlos Silva, considerado el actual jefe de los Tenientes de Artigas, un oficial inspirado en ideas nacionalistas, que preside actualmente la Cooperativa de Ahorro de Oficiales de las Fuerzas Armadas.

Si bien las listas aún no fueron inscriptas, se estima a esta altura que ése será el cuadro definitivo de candidatos a presentarse en los próximos comicios.

Tanto Fernández como Silva comulgan e integran la ultranacionalista legión Tenientes de Artigas, cuyos miembros tuvieron protagonismo en el gobierno dictatorial, y que actualmente ha perdido injerencia dentro de la estructura militar, al punto tal que, desde el 1º de febrero de 2001, ningún general pertenece a ese grupo.

Fundada un 25 de agosto de 1965, en plena guerra fría, por el general Mario César Aguerrondo, tuvo un papel decisivo en el enfrentamiento y la derrota militar de la guerrilla en 1972 y la ruptura institucional de 1973, y durante la dictadura cuatro de sus integrantes, alcanzaron la jefatura del Ejército.

Los últimos ocho presidentes del Centro Militar pertenecieron a este agrupamiento.

 

Apoyos

La lista de Fernández, quien días pasados volvió a hacer comentarios muy críticos acerca del contenido del informe de la Comisión para la Paz, durante un acto del Instituto Artiguista, recibe en este caso el apoyo de los generales y coroneles más «viejos» identificados con el proceso militar, con una visión anclada en el período de mayor confrontación política en el país y reivindicativa de la doctrina de la seguridad nacional. Entre estos, aparecen connotadas figuras integrantes de la organización militar y paramilitar montada en los setenta para combatir al movimiento guerrillero, que luego irrumpió en el poder ocupando altos cargos en la dictadura, como los ex comandantes en jefe Gregorio Alvarez, Fernán Amado y Juan Curutchet.

Fernández, además, es respaldado en forma decidida por las vertientes conservadoras dentro del Partido Colorado.

El coronel (r.) Silva carece de apoyos políticos específicos, pero mantiene una actitud abierta y de diálogo hacia todas las fuerzas políticas, incluso la izquierda. Sus apoyos están, más que nada, dentro de los cuadros de oficiales jóvenes y cuenta con simpatizantes dentro de las tres fuerzas. Su oferta electoral está basada, sobre todo, en su actuación como integrante de la Directiva de la Cooperativa de Ahorro de Oficiales de las Fuerzas Armadas (Caofa). En este caso, exhibe como mérito, junto a su equipo, el haber podido estabilizar financieramente a la institución, que estuvo al borde de la quiebra luego de las dificultades surgidas durante la administración que le precedió, encabezada por el ex comandante en jefe Amado. Silva es recordado, además, por el discurso que debía pronunciar el 5 de setiembre de 2002 durante una ceremonia de despedida de los oficiales generales, que tuvo lugar en el Comando General del Ejército y que el comandante en jefe no autorizó. El contenido de ese discurso es una síntesis de su pensamiento, de corte nacionalista, reivindicativo de las Fuerzas Armadas y del papel que éstas desempeñaron en la lucha antiguerrillera. *

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