«Orgullo»: 37 sindicatos se atrevieron a desafiar la dictadura (Richard Read)
“Orgullo”. Eso es lo que siente el histórico dirigente sindical y secretario general de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida, Richard Read, cuando LARED21 lo consulta sobre la resistencia al Golpe de Estado de 1973. “Vas por el mundo y contás que a una dictadura fascista se le respondió con una huelga de 15 días- y que en Paysandú el sector de la bebida se extendió dos días más, que se respondió de esa forma al autoritarismo que ya venía imponiéndose con las medidas prontas de seguridad, y te miran como que “no sos de este mundo”, relata.
Aunque Read estaba desocupado en momentos que se efectivizó en junio el Golpe de Estado- porque lo habían despedido de Industrial Serrana, una empresa procesadora de mariscos que funcionaba en Solís de Mataojo-, Read, como la mayoría de los uruguayos, preveía que el Golpe de Estado se concretaría porque ya “en febrero de ese año en la base aérea de Boizo Lanza, los militares habían dado instrucciones al presidente de entonces, Juan María Bordaberry”.
En momentos de esta charla, el tono de Read es, claro, un poco más bajo que cuando se dirige a los trabajadores desde un estrado, pero sólo un poco. Porque se exalta cuando recuerda cómo eran los días de junio de 1973. “No podías salir a la calle…De noche los milicos te peseteaban…yo viví en una ciudad en estado de guerra”.
El dirigente recuerda el congelamiento de salarios y también el asalto al viejo caserón de la familia Mailhos, por parte del MLN. “Eran los Roobin Hood de la época”, entendió Read quien subrayó que al principio la mayoría saludaba las acciones del MLN pero luego, analizó el dirigente, “se empezó a ver cómo faltaba el pueblo y cómo sin movimiento de masas” esas acciones quedaban aisladas.
A sus 60 años Richard Read continúa siendo el mismo que comenzó a resistir a la dictadura junto a “viejos sindicalistas”, como los llama, en la fábrica de cerveza Pilsen. El secretario general de la FOEB es uno de los dirigentes que participó en el acto del 1 de mayo pasado celebrado en la Plaza Mártires de Chicago. 30 años atrás había participado del histórico acto del 1º de mayo de 1983.
Firme respuesta obrera
Hace poco más de un mes recordó que en ese tiempo “37 sindicatos se atrevieron a desafiar la dictadura, junto con un grupo de gente que clandestinamente acompañó, con el Pepe D’Elia a la cabeza”. Para Reed esa fue una respuesta firme contra la dictadura.
Pero el otro punto, no olvida, fue el Plebiscito de 1980 al que califica como “un antes y un después”. Read fue quien el 1 de Mayo pasado invitó a hacer una autocrítica al movimiento sindical porque el ausentismo alcanza en algunos lugares al 30%. “El mejor sindicato no es el que más huelgas hace, es el que mejor laburantes tiene abajo. Esto es el sindicato de clase. Por esto hay que pelear”, había dicho.
Este dirigente comenzó su formación sindical en 1976 cuando ingresó a la fábrica de cervezas mencionada, luego de haber obtenido el segundo lugar en un concurso. Subraya que “con mucha solidaridad, con parte del salario de los trabajadores que iba para una cuota a fin de mantener el local sindical, se juntaron fuerzas porque la dictadura siempre quiso formar una central sindical amarilla”. Read recuerda que hasta “oficiales de la Marina” pretendieron erigirse como “referentes sindicales”, porque sin duda ese objetivo-de concretarse-, podría haber sido parte de la legitimación de la dictadura cívico-militar.
¿Cómo la dictadura permite el acto del 1 de Mayo de 1983? “Y…porque los mismos milicos habían habilitado la ley de las Asociaciones Profesionales número 15.180, y allí los sindicatos comenzaron a reunirse por empresas”, responde Read.
A su mente también llega el voto en blanco en las internas de 1982, el primer caceroleo del 24 de agosto de 1983 y la huelga levantada por Luis Pérez Aguirre que llevó adelante por los presos políticos, en el centro de los Jesuitas de General Flores, donde funcionaba el Servicio de Paz y Justicia.
Read resume que “se hizo más de lo posible” en cuanto a esa resistencia al Golpe de Estado. La semiclandestinidad de algunos partidos políticos y el ausentismo de los partidos que no estaban proscriptos, hizo que el movimiento sindical se enfrentara a la dictadura en una batalla muy asimétrica, explica.
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