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¿Qué dice la carta de Amodio Pérez?

A 40 años de la última vez que se lo vio con vida, vuelve del pasado uno de los más notorios jefes tupamaros, pieza clave en la debacle del movimiento guerrillero urbano más conocido del mundo de las últimas décadas.

Héctor Amodio Pérez, hace 40 años
Héctor Amodio Pérez, hace 40 años

Héctor Amodio Pérez, o quién dice serlo sin aportar más pruebas que su firma, reaparece en Uruguay mediante una carta, de 8 apretadas carillas conteniendo más de 40 mil caracteres donde cuenta su enfrentamiento con Raul Sendic, critica duramente a Mujica, Fernández Huidobro, Marenales,  Zabalza,  Rosencof,  Engler, elogia a Almiratti y a Alicia Rey, revela que Federico Fasano le tendió una trampa en la que cayó como un chorlito y donde el periodista quedó como ‘’el adalid de la democracia’’ y él se convirtió ‘’en la bestia negra de Cristi’’ , afirma que el traidor fue Pires Budes  y culmina refutando una por una las acusaciones que integran la ‘’historia de mi presunta traición’’, a la que califica de un ‘’embuste monumental’’.

La polémica misiva, que no publicaremos en forma textual hasta que no aseguremos la identidad del remitente, aunque todos los indicios y fuentes consultadas confirman las sospechas de su legitimidad, comienza explicando que vivió durante todos estos años, de la sociología y la sicología.

Acusa de la campaña de desprestigio hacia su persona en primer lugar a Zabalza, pasando por Alba Bordoli, Marenales, Sendic, Mujica, Fernández Huidobro, Edith Moraes,  y Rosencof.

Héctor Amodio PérezDesgrana en su relato decenas de anécdotas desconocidas, afirmando que la paternidad de la fuga que asombró al mundo fue de Juan Almiratti y que Mujica, el Ñato y Marenales se opusieron a ella.

Denuncia que Sendic y  Fernández Huidobro conspiraron desde noviembre de 1971 para llevarse por delante la dirección del MLN.

Le reprocha a Mujica que después de comunicarle a él, ‘’emocionado hasta el llanto’’, el acto de heroísmo de Alicia Rey que se entregó el 20 de mayo en los caños de Pocitos para permitir la fuga por las cloacas del actual presidente y sus compañeros, posteriormente haya ocultado ese gesto e incluso la acusó de traidora.

Relata además los planes de Lucía Topolansky, afirmando que integraba la Micro y que planeaba atacar la casa de la calle Garibaldi donde se reunía la dirección del MLN.

La discriminación femenina en la organización es otro de los temas que aborda la carta, que curiosamente en ese aspecto redime a Zabalza, al que ataca en casi todas sus páginas, ensañándose en este tópico con Raul Sendic.

El presunto Amodio fundamenta su oposición al plan Hipólito (el día trágico del 14 de abril), así como a la constitución del Segundo Frente y a la importancia de las tatuceras.

Describe también sus reuniones con Engler y sus ríspidas reuniones con Marenales así como su último encuentro con Sendic que terminó abruptamente. En la polémica con Sendic y Marenales afirma que Mujica le dio la razón.

Cuenta que cuando ya estaba perdida la guerra, los militares del Batallón Florida descubren su escondite y él cae con su compañero Wolff.  En la carta enfatiza que si no lo hubiera arrestado el Batallón Florida, hoy sería cadáver como tantos compañeros. Explica que el Jefe S2 era Calcagno, un familiar de su tía, a quien le había prometido protegerlo en caso de caer detenido.

Intento de suicidio con Valium

En un descuido de la guardia, el presunto Amodio describe que intentó matarse tomándose un tubo completo de Valium 10 y que estuvo en coma. Cuando despertó se hallaba rodeado del médico y del Capitán Calcagno y el teniente segundo Armando Méndez. Dos días después ya recuperado, Armando Méndez lo lleva a una sala donde le cuenta la traición de Piris Budes y le pasa todas las carpetas de su compañero que ya había pactado su traición con el Coronel Trabal, a cambio de su vida y su libertad. [ei_rojo]En la polémica con Sendic y Marenales afirma que Mujica le dio la razón a Amodio.[/ei_rojo]

Explicó que Armando Méndez le ofreció también la libertad a cambio de entregar la Cárcel del Pueblo, a lo cual respondió que no tenía ni idea de su ubicación. Fue entonces, según la carta, que Méndez le explicó que ya había informado a sus compañeros presos, que él estaba cantando todo y que si lo mandaba a los barracones no duraba ni media hora vivo.

Horas después –siempre según los términos de la misiva- el capitán Calcagno le dijo que Wassen quería hablar con él y con Wolff. Se reunieron a solas los tres  y Wassen les planteó que la Cárcel del Pueblo estaba ubicada y quería consultarlos acerca de negociar su entrega y así evitar la muerte de los compañeros y los niños que estaban viviendo en la casa, donde tenían secuestrados a Frick Davies y a Pereyra Reverbel.

Arguye que tuvieron una breve deliberación y que finalmente Wolff y él, consintieron la propuesta de Wassen. Añade que se despidió de Wolff con un abrazo y nunca más lo volvió a ver.

La entrega de la Cárcel del Pueblo

Acto seguido describe en la carta, que lo obligaron a ponerse un uniforme de soldado, lo sacaron al patio del cuartel y lo subieron a un camello donde ya estaba Wassen en la parte trasera, disfrazado de soldado. Cuando llegaron a la Carcel del Pueblo, Wassen comenzó a llorar desconsoladamente –recuerda el presunto Amodio- quien añade que lo abrazó pero fue peor ya que comenzó a gritar y a gesticular como si tuviera epilepsia.

El General Cristi, según la carta, los hizo bajar a los dos, pero como Wassen no podía casi caminar, lo regresaron al camello. Un reflector iluminó la casa y Cristi lo hizo llevar a Amodio frente a una ventana para hablar con los compañeros, no sin antes dar orden que si desde la casa se abría fuego, Amodio debía ser abatido.  [ed_rojo]Afirma que Sendic y Marenales aprovecharon la situación para atribuir la derrota del MLN a la traición de Amodio Pérez[/ed_rojo]

La cárcel se rindió minutos después. Al día siguiente los diarios adjudicaron a Amodio la caída de la cárcel.

A esta altura de su relato, el presunto Amodio afirma que Sendic y Marenales aprovecharon la situación para atribuir la derrota del MLN a la traición no de Píres Budes, sino de Amodio Pérez. Dice también la carta que Wassen reconoció su responsabilidad ante los demás presos toda vez que le fue posible y que hasta Marenales terminó por reconocer la verdad.

El Jefe del Batallón Florida, Carlos Legnani permitió días después, que Wassen y Amodio hablaran durante 15 minutos, y según la carta, Wassen reconoció que habían elegido a Amodio como cabeza de turco y le dio su palabra de que él diría la verdad y trataría de evitar esa injusticia.

Traidor confeso

Sin embargo, el presunto Amodio, reconoce en la carta, que él aceptó que si también liberaban a su compañera Alicia Rey, colaboraría con Armando Méndez, ordenándole y descifrando las carpetas con todas las confesiones de Píres Budes y otras documentaciones que Méndez tenía en la OCOA.

Méndez aceptó y les prometió dejarlos fugar cuando las condiciones fueran propicias.

Amodio habló con Alicia y según la carta le dijo que era el fin, que todo se había ido al carajo, que hicieron todo lo posible por evitarlo y que el MLN lo había condenado sin motivo y que lo mismo harían con ella. Le fundamentó que tenían derecho a salvarse y que en la organización derrotada ya no había lugar para ellos. Alicia aceptó y el acuerdo se consumó.[ei_rojo]Como un chorlito:  Mientras Fasano se ‘’encumbraba como un adalid de la democracia’’ me convirtió a mí ‘’en la bestia negra de Cristi’’[/ei_rojo]

En su defensa, en la carta afirma que durante el par de semanas que colaboraron con sus captores pusieron los papeles en orden, pero al estudiarlos observaron que habían simples colaboradores que habían sido detenidos, sin ninguna participación a destacar, consiguiendo que los pusieran en libertad. Informó que quitaron de las listas a otros compañeros que estaban señalados para ser detenidos, entre los que estaba Alba Bordoli señalada por integrantes de la Micro.

En otra contradicción sobre su negación de la traición a su organización, relata en la carta, que le salvó la vida a Armando Méndez al descubrir un plan de Fernández Huidobro y Wassen para secuestrarlo para canjearlo o eventualmente ejecutarlo.

Concluyendo su relato, describe en la carta sus reuniones en el Batallón Florida con el periodista Federico Fasano, quien según afirmó, le tendió una trampa en la que cayó como un chorlito y mientras Fasano se ‘’encumbraba como un adalid de la democracia’’ me convirtió a mí ‘’en la bestia negra de Cristi’’.

La carta termina señalando que ‘’de esa manera se terminó de montar la historia de mi traición’’.

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