Sin olvidar las diferencias, Tabaré Vázquez y Rafael Michelini institucionalizaron acuerdo político

Acto fundacional del progresismo uruguayo

Ayer quedó institucionalizado el acuerdo entre el Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA) y el Nuevo Espacio (NE), con la firma de un documento marco que define las principales aspiraciones de ambas fuerzas políticas.

El acto tuvo lugar en el salón de fiestas del Palacio Legislativo y contó con la participación de dirigentes de ambas fuerzas políticas y centenares de personas, y fue presidido por una mesa integrada por Vázquez, Michelini, el vicepresidente del EP-FA, Rodolfo Nin Novoa, su homónimo del FA, Jorge Brovetto, el presidente del NE, Edgardo Carvalho, el economista Fernando Lorenzo y el presidente de la Comisión de Programa del EP-FA, Héctor Lescano.

Se recibieron numerosas adhesiones, destacándose las del general (r) Líber Seregni, el escritor Mario Benedetti, el presidente de la Asociación de Arroceros, Hugo Manini Ríos y del PIT-CNT.

Los únicos oradores fueron Vázquez y Michelini, leyendo luego Lescano, el documento marco. Con posterioridad a la finalización de la lectura, los principales dirigentes del EP-FA firmaron el texto, abriéndose posteriormente la firma a legisladores y a la dirigencia de ambos sectores. El acuerdo entre el EP-FA y el NE culmina un proceso de acercamiento iniciado oficialmente el año pasado, en sus respectivos congresos, aunque la definición de Michelini por Vázquez en el balotaje, fue el primer síntoma de la construcción de la «nueva mayoría».

Vázquez expresó, al inicio de su intervención, que «el país como nación está en un laberinto y que la salida no es refugiarse en el pasado, sino asumir compromisos con el presente y el futuro. También dijimos, seguramente quienes estuvieron presentes en aquella oportunidad lo recuerdan, que ese compromiso era sustancialmente un desafío de cambios políticos y un desafío de cambios en la política, sobre la más amplia base de sustentación social posible. Porque los cambios para ser auténticos tienen que ser a favor de la gente, pero con la gente. Porque la gente no es un objeto y porque la sociedad no es solamente un objetivo, la gente es sujeto y más allá de su complejidad, la sociedad ha de ser también protagonista de su propia evolución y de su propio destino».

El presidente del EP-FA subrayó que el documento expresa las bases para el trabajo programático común y el compromiso de construir la unidad de todos los progresistas uruguayos. «Pero, en cierta relación de similitud con algunos seres vivos que mueren en el momento de nacer, este documento ya no es patrimonio nuestro. A partir de su presentación, este materia es patrimonio de todos aquellos que compartan con nosotros la única esperanza, la única convicción y los 21 compromisos enunciados en el mismo.(…) Ahora la admirable alarma, como decía don José Artigas, es derecho y responsabilidad de todos quienes tengan la esperanza de un Uruguay mejor, la convicción de que es posible construirlo paso a paso y entre todos, y la voluntad de hacerlo sobre bases de libertad, paz, democracia, crecimiento económico y sobre todo desarrollo humano». Tras advertir que el material firmado es » al mismo tiempo un reencuentro y un inicio», sostuvo que «la política no es una alquimia del poder y gobernar no es administrar cosas. Para nosotros la política y el gobierno son, sustancialmente, querer a la gente, cuidarla, garantizarle la indispensable igualdad de oportunidades, a partir de la cual cada uno pueda constuir dignamente su propia vida».

Por tanto, «el Uruguay necesita recrearse como nación y los uruguayos, ese sujeto de la nación, del que algunos sólo se acuerdan tres meses cada cinco años, no pueden seguir esperando. Por lo tanto, quienes aquí estamos y quienes a partir de hoy estén junto a nosotros, debemos evitar dos riesgos y renunciar a un derecho. Primero debemos evitar el riesgo de aspirar a lo imposible. Segundo, debemos evitar el riesgo de retrasar lo inevitable. Tercero, debemos renunciar al derecho de equivocarnos».

Más adelante, Vázquez dijo que el próximo año será «un tiempo de trabajo intenso en la elaboración y sistematización del programa de cambios que el país reclama y en la construcción de esa mayoría política y social, sin la cual ningún cambio por bueno que sea en la teoría se convierte en realidad».

Luego recordó que existieron otras alianzas que sirvieron » para ignorar, postergar, sofocar o frustrar los intereses, los derechos y las esperanzas de los uruguayos», pero «nosotros debemos abocarnos a concretar esta, cuya necesidad y esperanza nos ha convocado hoy aquí (…) Hoy comenzamos a pintarnos la cara color esperanza.

Un mejor 2003 para todos los uruguayos».

No abandonar los sueños

El líder del Nuevo Espacio, Rafael Michelini sostuvo que el acuerdo programático «lo hacemos por el Uruguay, lo hacemos por su gente, por los sueños, porque no los vamos a abandonar, por los sueños, que son los que motivan y nos convocan, que sí se puede, claro que se puede, se puede transformar al Uruguay, ha llegado la hora del cambio, ha llegado. La tarea emprendida es muy ambiciosa, se trata de preparar el gobierno del cambio, un gobierno que transformará la realidad del país, y por eso no se trata de decir todo que sí», indicó Michelini.

Agregó que «se trata de armonizar una visión común, de ambas fuerzas, frente a los problemas del país para que las propuestas y las soluciones partan del mismo diagnóstico y por consiguiente lleguen a las mismas respuestas y obviamente, al mismo plan de gobierno. Para aquellos que han recordado y ponen de manifiesto nuestras controversias políticas pasadas, que las hemos tenido y duras, le decimos que la disposición de superar esas diferencias es una prueba de voluntad, de grandeza y de altruismo, las pruebas de que estamos dispuestos a hacer todo lo necesario para que el país tenga su alternativa», sostuvo el conductor del NE. Michelini señaló que esa alternativa «debe ser lo más clara y poderosa posible, capaz de recuperar la esperanza en el corazón de todos los uruguayos. En el año 1994 pudimos tenerlo todo y preferimos levantar nuestra bandera en solitario antes que apoyar a un gobierno de derecha. Y en noviembre de 1999, lo dijimos claramente: votamos izquierda, porque izquierda vota izquierda», manifestó Michelini.

Sostuvo que ello fue así «no sólo porque está en nuestra declaración sino porque tenemos un compromiso irrevocable con los más débiles. Se trata de construir una visión compartida acerca de cuáles son los problemas del país, donde están sus fortalezas y sus debilidades, cuáles son las fricciones con las que nos vamos a encontrar en el futuro, esa visión común, ese diagnóstico compartido, nos permitiría imaginar las posibles respuestas», dijo.

«Contra el no se puede»

Michelini indicó que el NE tiene la voluntad de «luchar contra el no se puede», «contra una de las visiones más nefastas de la sociedad, una impronta que desde la cúpula del poder ha tenido a parte de nuestra comunidad».

El conductor del NE convocó a «cambiar esa cultura» porque «contra eso luchamos, contra el conformismo, contra el bajar los brazos, contra el no se puede».

«Me niego a abandonar los sueños, los sueños de que este país puede progresar, que puede erradicar la pobreza, quiero sentirme orgulloso de que el país sea capaz de avanzar, de recuperar el sentido solidario de nuestra sociedad, de alcanzar la justicia social. Me niego a aceptar que haya que tolerar y convivir con la corrupción mientras va carcomiendo a toda la sociedad», indicó. Por tanto, «está todo por hacer y hoy damos el primer paso: lo hacemos siguiendo nuestras convicciones profundas, lo hacemos por los más débiles, por los niños en situación de pobreza, por los que no tienen trabajo, po
r las nuevas generaciones para que tengan un futuro mejor». En el «documento marco», tal como adelantó LA REPUBLICA, ambas fuerzas políticas expresan la necesidad de «sustituir» al gobierno de los partidos tradicionales como condición para salir de la crisis y sostienen que es hora de que una «nueva mayoría política» se haga cargo de la «tarea de reconstrucción» del país. El camino elegido implicará la elaboración de un programa común con el objetivo de alcanzar el gobierno en 2004, sin «ocultar las diferencias» del pasado y en función de la «gravedad de la hora que se vive». Responsabilizan a las sucesivas administraciones del Partido Colorado y del Partido Nacional por la situación del país aunque admiten el impacto de factores externos. Entre otros conceptos, reivindican la «lealtad institucional y responsabilidad política» con la que han actuado, pero manifiestan que el gobierno desoyó hasta ahora los reiterados llamados a abrir un diálogo nacional, siguiendo «una política de hechos consumados». Reivindican a la vez el diálogo y en caso de alcanzar el gobierno, advierten que adoptarán una actitud de «apertura al debate de ideas y de la sensibilidad ante los desafíos de una realidad en continua y rápida transformación». Manifiestan que un gobierno democrático necesita una «oposición activa y exigente que controle con eficacia su gestión». Más adelante, expresan su reconocimiento al Frente Amplio y advierten que un desafío «será honrar esa historia desde el gobierno».

Ambas fuerzas se comprometen «en ningún caso a defraudar» al pueblo que lo haya elegido. *

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