Querían demostrar que la Tierra es plana y la jugada les salió mal. En un documental llamado «Behid The Curve», estrenado este mes en la plataforma Netflix, un grupo de conspiranoides de la «Tierra Plana» quisieron realizar un experimento que, según ellos, demostraría que nuestro planeta tiene forma de plato y no es una esfera.
Aunque hay muchos momentos interesantes en el documental, que sigue principalmente la vida de Mark Sargent, un reconocido terraplanista popular en YouTube y redes sociales, el momento a destacar se da en los últimos cinco minutos del filme de poco más de hora y media.
«La ciencia está teniendo problemas para combatir lo que estamos haciendo», dice Sargent, quien argumenta que puede ver los rascacielos de Seattle, Washington, desde la casa de su madre en la isla de Whidbey, que está en frente de la parte norte de Seattle.
Bob Knodel, uno de los anfitriones de un popular canal de YouTube de Flat Earth, guía a los espectadores a través de un experimento que involucra un giroscopio láser. A medida que la Tierra gira, el giroscopio parece inclinarse fuera del eje, manteniéndose en su posición original a medida que la curvatura de la Tierra cambia en relación. “Lo que encontramos es que, cuando encendimos el giroscopio, descubrimos que estábamos captando una deriva. «Una deriva de 15 grados por hora», dice Knodel, reconociendo que el comportamiento del giroscopio confirmó exactamente lo que cabría esperar de un giroscopio en un globo giratorio.
A pesar de otros refinamientos experimentales, el giroscopio de Knodel se comporta de manera consistente como si la Tierra fuera redonda. Sin embargo, las creencias de Knodel parecen no haber cambiado cuando se habla del experimento en una reunión de Flat Earth en Denver. Este terraplanista no es un escéptico sino un negacionista, que no acepta ni siquiera la evidencia científica comprobable y veraz para cambiar de opinión.
La idea del experimento de la prueba era muy simple… demasiado simple para tener el rigor científico suficiente para poder llamarle ciencia. En una línea recta, tres individuos colocan tres palos que miden exactamente lo mismo. Los tres tienen cada uno un agujeto exactamente a la misma altura. a un lado del primer palo se proyecta una luz láser o incandescente que, si la tierra fuera exactamente plana, debería pasar directamente a través de los tres agujeros y ser captada por una cámara de vídeo que está al final de la cadena, también a la altura de los agujeros.
Los palos no funcionaron; no les dio el resultado esperado. Entonces decidieron usar dos láminas de poliestireno puestas de forma vertical con un agujero en medio. Cambiaron el láser (que se expande demasiado a la distancia) por una lámpara de mano común y repitieron el experimento.
Una vez más, la curvatura de la Tierra quedó comprobada cuando la luz proyectada en el punto A no pasó pro las láminas 1 y 2 y, por consiguiente, no llegó hasta el punto B, ya que ambos puntos estaban mucho más «abajo» que los agujeros.
Luego de no ver la luz a través del agujero, el organizador del experimento, el organizador del experimento, Jeran Campanella, empieza a dudar. “Levanta tu luz, muy por encima de tu cabeza”, pide a su cómplice sosteniendo la linterna a la altura de los agujeros, lo que hizo que la luz sí aparezca.
“Interesante… Eso es interesante”, dice Campanella al final del documental. El experimento que él mismo organizó le demostró que el planeta es realmente esférico.
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