LA CRUELDAD COLONIAL

Sarkozy no pasará

El presidente de Francia, Sarkozy, incluyó a nuestro país dentro de los paraísos fiscales, al finalizar una reunión del G20. Esto generó una rápida y eficiente reacción del gobierno uruguayo y de sus principales dirigentes, incluso de la oposición, rechazando tan desmelenada tesis.

En el momento de escribir estas líneas no sabemos si fue solo una postura individual o existió manija de países interesados en desprestigiar al Uruguay. Lo cierto es que para nuestro país es una grave acusación por parte de un presidente que responde a una sociedad democrática como es la francesa, pero que desde sus centros de poder tiene una larga experiencia de dominación de otros pueblos. Solo bastaría ver, otra vez, la magnífica película «La batalla de Argelia».

Si bien todo esto puede parecer una locura de un Sarkozy que se cae a pedazos entre la crisis del euro y la corrupción de los banqueros europeos y estadounidenses, no es un tema para tomárselo a la joda.

La intención de Sarkozy es dejarnos fuera de la economía global, lo que significaría para los uruguayos que antes de los próximos cinco meses nos estaríamos comiendo entre nosotros, porque quedaríamos fuera del mercado mundial.

Por cierto que no entendemos por qué un presidente de Francia que se cae a pedazos puede montar tan tremenda agresión, que es casi como una declaración de guerra a un pedacito de tierra donde viven tres millones de habitantes cuyo principal deporte es ponerse ropa deportiva para ir al supermercado o ir a ver el partido de baby fútbol de uno de sus hijos.

Estoy convencido de que estamos ante un amague de agresión o de distracción política, pero hay que saber que la comedia, en una primera parte, puede transformarse en tragedia: hoy dijo una tontería, mañana puede ser una mierda.

Ante esta triste realidad los habitantes de este pequeño paisito, que se construyó fuertemente influido por la cultura francesa, tenemos que tener la misma capacidad de reacción del Presidente y del canciller, así como de todo el sistema político.

No hay que creer que lo que nos duele a nosotros le va a doler al resto de las sociedades. Pero tenemos condiciones y capacidad para que la unidad nacional se exprese en el mundo, haciendo conocer que somos chiquitos, que jugamos bien al fútbol ­ que Gardel es uruguayo- , que creemos en la democracia y que poseemos una alta cuota de ética, que permite que las inversiones extranjeras se hayan acrecentado sustancialmente en nuestro territorio.

En esta semana que se inicia es imprescindible que el Uruguay se transforme en noticia mundial, porque su sociedad está dispuesta a construir la imagen de un país próspero y digno.

Para ello es imprescindible que la Asamblea General rechace la actitud «colonialista e imperialista», como dijo el vice presidente Danilo Astori, del presidente de Francia. Pero con eso no alcanza. Las cámaras empresariales, el PIT-CNT, la Udelar y las universidades privadas, las intendencias, las juntas departamentales, las alcaldías, las ONG y los medios de comunicación, entre otros, deben desnudar la calumnia y la prepotencia del presidente francés que se va, porque ya su pueblo lo ha marcado definitivamente como expresión de lo más opuesto a la Revolución Francesa.

El presidente Mujica va a estar, en los próximos días en Argentina, Brasil y México, tres países que integran el G20. Es de esperar que en esos encuentros haya un respaldo claro a la dignidad de nuestro país y que desmientan a Sarkozy.

Pero este esfuerzo por dignificar al Uruguay en el escenario mundial, también es tarea de la emigración uruguaya (el Departamento 20), que tiene un gran prestigio en los distintos países en los que reside.

Estamos en los festejos del Bicentenario. Llevemos a todos los rincones del mundo el pensamiento de José Artigas y la construcción histórica de la democracia uruguaya, que para muchos países es un ejemplo, a pesar de haber sufrido el fascismo en los años 70 y 80.

No somos tontos: nos importa que los pueblos, pero también los gobiernos y los partidos, así como el capital internacional, entiendan que aquí hay una zona del mundo donde lo que más importa es su gente y el desarrollo del país.

Es de esperar que en las próximas horas el Mercosur, la Unasur, la Aladi y la OEA reaccionen con firmeza y le digan al mundo que Uruguay es un país creíble y confiable, con el cual vale la pena relacionarse.

Si esto no llegara a pasar, la sospecha sobre nuestra dignidad estará en cuestión y eso nos puede herir de muerte, aunque sea un apagón lento.

En todo el mundo la idea de que «Sarkozy no pasará», debe ser como aquel pensamiento artiguista: todo depende de nosotros mismos. ¿Podremos los orientales del río Uruguay? La oportunidad la tenemos, es de esperar que la inoperancia y las mezquindades no nos impidan llegar a buen puerto. Todo para que no haya una nueva Redota y las próximas generaciones nos recuerden porque supimos salir adelante a pesar de la crueldad colonial.

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