La importancia de la carta natal

El momento trascendental del nacimiento significa “asumir” un cuerpo, ser un individuo separado y único, distinto. Sobre la base de este momento es que se  traza la carta natal. Este mapa astrológico no es  obra de la casualidad. El universo y nuestra existencia están regidos por leyes y si el ser humano aprende a vivir de acuerdo con ellas puede decodificar el plan de su existencia.

En toda la creación se observa la repetición del mismo patrón de estructuras, la armonía del universo se mantiene por el equilibro. Es por esto que cuando alguna forma de la Naturaleza se desequilibra hasta poner en peligro a otras es destruida por sus propias actividades inarmónicas.

La astrología ayuda  a revelar las armonías y los desequilibrios del patrón de vida de una persona mediante su horóscopo y su carta natal, la que se determina a partir de los datos básicos de su fecha, hora y lugar de nacimiento.

Así como hay un lado de la luna que no vemos nunca y  que no por ello deja de ser parte en la cusa de las mareas, como la media parte visible, asimismo hay una parte invisible en el ser humano y esta ejerce una influencia poderosa en la vida. Las eventualidades por las que vamos atravesando en el transcurso de la existencia están medidas por las estrellas que pueden ser llamadas el “reloj del destino” (como la han hecho algunos teóricos rosacruces).

El conocimiento de su naturaleza constituye una fuerza inmensa aunque en mi opinión, y compartiendo en este punto  la visión de los gnósticos sobre las características regentes de nacimiento, esta toma de conciencia es importante sobre todo para aprovecharla y trascenderla. Esto se explica de la siguiente manera: nacemos bajo fuertes condicionamientos astrológicos que no son casuales, obedecen a las condiciones y características que en el caso de las virtudes  actúan como herramientas a favor ya obtenidas por el ser para continuar creciendo, procesando y adquiriendo las de los demás signos que no son el nuestro de nacimiento.

En cuanto  a las características menos favorables pasa lo mismo, el trabajo  de toma de conciencia e identificación de éstas lejos de ser algo así como un recurrente “Soy de Tauro así que a soportar mi tozudez que no hay nada que hacer…” permite un cambio de perspectiva, progresar sobre el antivalor natural al signo, no conformarnos aprovechándolo como instrumento trascendental.

Cuando una persona entrega a un astrólogo competente la fecha de su nacimiento le ha dado con ella la llave de su alma pues no hay secreto que no pueda conocer. Es por esto que quisiera resaltar la importancia de que solamente a una persona probada en su confiabilidad es a quien deben serle legados estos datos.

El estudio astrológico en profundidad revela las causas ocultas de todas las afecciones y por esto debiera ser por naturaleza una herramienta importantísima para el médico en el diagnóstico de las enfermedades y en la prescripción  acertada de medicación y tratamientos.

Gracias a la apertura que en la actualidad  han hecho muchos médicos evolucionados que han logrado tomar sus conocimientos científicos como una preciosa disciplina que conoce un parte y no el todo es que asistimos a una creciente mirada integral del ser  humano y en muchos  casos encontramos médicos homeópatas, acupunturistas, naturópatas y ya llegarán los médicos astrólogos, por qué no?

Como padres, la carta natal de nuestros hijos nos servirá de gran ayuda para determinar los condicionamientos latentes en su naturaleza y nos enseñará el medio de aplicación de las prudentes medidas de prevención y eventualmente en la sanación de ese conflicto que en definitiva esa alma trae como parte de su plan genealógico dentro del que, también no casualmente, le ha tocado nacer como oportunidad de reparar y así sanar a quienes lo han antecedido y que son sus condicionamientos y patrones familiares.

Claro está que en su carta natal también aparecerán los puntos  buenos, como los talentos y las virtudes con los que el niño ha venido a esta existencia y de ese modo podrá conseguir verlos. Mostrárselos permite acompañar y preservar  aún mejor la salud  integral de este ser -o estos seres- que nos han sido confiados a nuestra custodia y que en ningún modo nos pertenecen sino que son participes y maestros, con quienes compartimos un sistema en grupo de crecimiento y despliegue: el grupo de almas en el que nacemos.

Cuando el último de una cadena familiar no quiere continuar la tradición (en la que, por ejemplo, el abuelo fue abogado  y el padre también lo fue por mandato), esto es por algo y en su naturaleza astrológica se verá claramente que viene a revolucionar esas estructuras insuficientes que han pervivido de generación en generación y a las que  viene a imprimir aire fresco y renovado.

No permitiéndole cumplir su rol le estaremos entorpeciendo a él y al resto de sus vínculos afectivos en el transcurso natural hacia un nuevo momento evolutivo.

A la astrología le queda claro como disciplina que el cuerpo físico no representa nuestras verdaderas dimensiones. Es la extensión de nuestra conciencia lo que determina nuestra posición relativa en el esquema del universo y este cuerpo es sólo la parte que nos retiene “atados” al planeta.

La humanidad ha ido centrando cada vez más su interés en la obtención de bienes materiales con la finalidad de alcanzar la comodidad lo que ha significado que al cuerpo físico se le considera como casi lo único o lo más importante, apartándose de los conceptos no tangibles al punto que muchas veces se los considera inexistentes, inútiles para la vida.

Olvidarnos que formamos parte del plan de la creación da como resultado una sociedad donde el progreso humano se limita  a los avances tecnológicos funcionales sólo a las necesidades materiales y así la humanidad se mantiene bajo la ilusión de que la mente racional es el producto más perfecto de la evolución.

Pero la supresión de la intuición bajo el predominio del pensamiento lógico no parece rendirle fruto al ser humano en la búsqueda de su felicidad. La astrología puede contribuir mediante un trabajo serio y responsable cumpliendo con su objetivo: el de orientar.