Cartas a mi hermana

Año nuevo ¿vida nueva?

Belu:

Espero que estés bien y que hayas empezado bien el año, es decir, sin indigestión. Lo peor de la indigestión en las fiestas no es sentirse mal sino no poder seguir comiendo las cosas ricas que nos cayeron mal.

Por acá más o menos. Bueno, más menos que más.  Es que la suerte no es mucha y parece que siempre le toca a otro, para decírtelo con una verdad que cualquier quinielero puede entender. Resumiendo: falta dinero. O si querés, para no ser tan impersonal: me falta dinero.

Algunos dicen que para eso también me falta conseguir un trabajo estable. Pero bueno, yo soy más optimista y creo que en verdad lo que me falta es dinero. Eso de pensar un trabajo fijo como único camino para conseguir dinero me parece una visión limitada del mundo. Hay que ser más creativo.

Y no me vengas ahora con que soy un atorrante, porque me aburre que me repitan lo que ya me dijeron. Y tampoco me vengas con lo de ir al psicólogo, como me decís cada vez que digo algo que no te gusta, porque si quisiera pagar para que me escucharan ya me habría comprado una mascota.

El otro día estuvo Paco. ¿Te acordás de Paco? Ibamos juntos a la escuela, aunque casi nunca entrábamos. Bueno, hacía meses no lo venía y vino el otro día por acá. Viste que con esto de las fiestas la gente se pone nostálgica y es capaz de visitar hasta un museo. También está sin trabajo.

En esto de estar sin trabajo él tiene poca experiencia y se emociona un poco con lo del año nuevo. Después de un rato empezó con que tenemos que cambiar la pisada, que tenemos que dar un vuelco en nuestras vidas y no sé cuantas cosas más de esas que seguro se le pegaron de mirar tanta televisión.

Hasta sospeché que podría estar tomado, por tanto festejo. Pero ni con el café se le pasó. Así que vi que la cosa venía en serio y, como buen amigo, quise disuadirlo de que cometiera una locura. Él trató de ver qué podíamos hacer, además de tomar mate y mirar las vecinas que pasan por la puerta.

Es que la gente no se contenta con lo que tiene, Belu.  A Paco se le ocurrió que podíamos ser investigadores privados y buscar gente. No me convenció. ¿Con toda la gente que hay en el mundo, para qué andar buscando más? También me habló de hacer artesanías. Ese camino me parece ontológicamente imposible, y perdóname que me ponga filosófico. Es que acá la producción fue artesanal hasta Adán y Eva, después  todo fue producción en serie.

Me dio otras ideas mejores, pero tuve miedo que dieran resultado y hubiera que terminar trabajando en serio. Traté de disuadirlo explicándole que acá el país no arranca hasta después de semana santa, así que no había por qué salir a lo loco preocupados por buscar trabajo, porque todavía había tiempo para reflexionar sobre esas cosas. Se enojó. Se ve que no le gustó mi actitud, pero bueno, sobre gustos….

Seguro que vos dirías algo –hasta me parece escucharte!- pero claro para vos fue fácil. Vos naciste trabajadora, y trabajador se nace, no se hace. Eso sin contar que tu marido sacó dos veces la lotería y viven en Miami donde él tiene empleo. Yo me hago eco de las palabras del tío Alfredo: “Trabajás, trabajás, te cansás, ¿qué ganás?”. Claro, el tío Alfredo era el mismo que creía que los fusilamientos divertidos eran esos en los que había un tiro de gracia. Pero bueno, tampoco tiene por qué estar equivocado en todo, ¿no?

Yo sé que la vieja tenía razón en lo que me repetía de chiquito y que las mujeres se enamoran de los hombres que se bañan y tienen trabajo. A mí, la verdad, no me gusta ninguna de las dos cosas. Pero bueno, como no tengo trabajo por lo menos de vez en cuando me pego un baño, para que no parezca que no me gustan las mujeres.

Florencia a veces  insiste en que conseguir un trabajo me hará más responsable y maduro. Pero yo no me dejo llevar mucho por lo que dicen las mujeres. Es que no las entiende nadie. Que un día son novias, que otro día quieren ser esposas. No sé, ¡son tan cambiantes! Creo que por eso es que ustedes nos acusan de tener una idea fija.

Lo que menos me convence de tener un trabajo es que después –y ejemplos de esto está lleno- le vas tomando cariño al dinero y lo que es peor, le vas tomando cariño a gastarlo. Y uno es un bicho de rutinas. Así, como quien no quiere la cosa, te vas metiendo de lleno en el consumismo. Y vos sabés como son estas cosas, se sabe donde empiezan pero nunca se sabe donde terminan. Al final, que te enviciás de consumir y de trabajar. Y todo vicio es malo.

Además hay que estar en defensa de una vida natural. Y lo más natural del mundo en este tiempo es no tener trabajo. Tampoco hay que andar quedando como un desubicado. Además los que tienen trabajo quieren tener más y más trabajo porque no les alcanza. Eso es producto de la sociedad que te va metiendo en esa vorágine y ya no podés salir.

Es como decía Rusó (y perdóname si tengo alguna falta en francés), la sociedad echa a perder al ser humano.  Por eso yo estoy tan alerta. No podés bajar la guardia. Pensálo un momento, si fuera una cosa tan natural esa de  trabajar, ya tendríamos trabajo cuando nacemos. En el fondo, creo que en verdad lo que pasa es que tal vez yo soy un altruista, Belén. Sí, así como te lo digo, un sacrificado que piensa en los demás. No le quiero sacar la oportunidad de trabajar a quien de verdad quiere hacerlo.

Al fin de cuentas cada uno tiene que hacer su propio camino para aprender en la vida y darse cuenta lo que es bueno, ¿no?

Helerny

PD:   Puede que el trabajo no mate a nadie, como dicen, pero prefiero no correr riesgos.

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