Lagos y Lavin en la segunda vuelta

La estrategia de la corbata

El socialista Ricardo Lagos, candidato de la oficialista Concertación por la Democracia, se sacó la corbata y arremangó su camisa.

Al contrario, Joaquín Lavín, el candidato presidencial de la derecha opositora, acusado de ser «light», apareció ahora en varias tomas vestido formalmente.

Los asesores de Lagos retiraron del espacio televisivo todo ataque o referencia dura a su contrincante, quien ante cada crítica reaccionó como víctima.

El espacio de Lagos recordó también la alegría del triunfo del «no» –con que fue derrotada la dictadura de Augusto Pinochet, en 1988– y reprodujo testimonios de empresarios y médicos para reivindicar avances atribuidos a dos períodos de gobierno de la Concertación, el de Aylwin entre 1990 y 1994, y el de Eduardo Frei entre 1994 y el 2000.

Hizo frente así a un Lavín que reitera que ambos gobiernos no hicieron nada.

La asesoría comunicacional de Lagos incluyó en el espacio –dirigido por el cineasta Ricardo Larraín– a mujeres, sacerdotes, policías, militares, jóvenes y trabajadores para dar un carácter nacional y amplio a su candidatura y mostrar a un postulante que también anticipa medidas concretas para dar más equidad y, para ello, da su palabra.

Lagos aludió a quienes mejoraron económicamente durante los últimos gobiernos, y mencionó a quienes adquirieron teléfono celular, símbolo en Chile de estatus y progreso personal.

Lavín, en cambio, insistió en una idea que, cree, le dio ventaja: «Si ellos (la Concertación) han estado diez años en el gobierno y no fueron capaces, por qué ahora sí van a ser confiables».

Su franja electoral reflejó fielmente su estrategia de no asustar a los electores que ven detrás suyo al ex dictador Pinochet.

Por eso mostró un testimonio de un trabajador que resta dramatismo a la elección del domingo al expresar que en el país, como en Estados Unidos, es normal la sucesión de presidentes demócratas y republicanos, o en Gran Bretaña, donde de regímenes conservadores se pasa, sin drama, a gobiernos laboristas.

El espacio de Lavín incluyó, asimismo, banderas demócrata cristianas en los actos masivos, en un evidente llamado a esos militantes y al centro político para que abandonen a Lagos.

Asimismo, Lavín reiteró su mensaje sobre que ofrece «soluciones concretas» a los problemas más acuciantes.

Mostró a chilenos de los diversos grupos sociales para alejar la sombra de ser candidato de los empresarios, quienes no aparecen en su espacio, y convocó a votar a quienes no lo hicieron en la primera ronda con un pegajoso jingle que reitera «tu voto más un voto». Sus asesores insistieron también en imágenes que presentan a Lavín como sinónimo de una perfecta familia católica, con un marcado tono de «marketing» de estilo norteamericano.

El creativo Jorge Mackenna no oculta que quiere presentar a Lavín como John Kennedy, de la mano de una Jackie que en su caso se llama María Estela –quien luce juvenil con vaqueros y también con trajes a la medida– y de un «John John» de 4 años, llamado José Tomás, quien lanza besos a los seguidores.

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