OPINION INTERNACIONAL

IRAN : LA IZQUIERDA REPRIMIDA

En poco tiempo, el líder islamista creó un formidable aparato represivo, entre ellos la fuerza militar paralela al ejército, de los Guardias de la Revolución y una fuerza para-policial islámica (Comités). En esos primeros años de la revolución actuaron centenares de tribunales populares bajo el liderazgo del ejecutor en jefe, Khalkali. Hasta hoy no se sabe cuántos fueron los condenados a muerte por esos tribunales. No solo los personeros del «antiguo régimen» del Shah fueron liquidados. También estuvieron entre las víctimas los aliados de primera hora de Khomeini, los grupos de izquierda, que fueron en realidad la fuerza decisiva en la revolución contra el Shah. Según recuerda Parsi, fue la izquierda quien tomó la radio y la cadena de televisión y organizó huelgas, incluyendo, significativamente, una huelga general de los trabajadores del petróleo. Y fueron ellos los que confrontaron al aparato de seguridad del Shah en los primeros días de la revolución.

Pero la izquierda se convirtió en el principal blanco en esos años. Según Parsi, todo lo que el régimen necesitaba, era algún acontecimiento traumático del tipo Pearl Harbour. Esto lo proporcionó la guerra con Irak y en junio de 1981 la campaña de terror lanzada por la Mujahedin Kahlk (PMK) que socavó la legitimidad de la lucha de los sectores seculares contra el gobierno teocrático.

Según Torab Saleth, un activista socialista iraní, integrante de la Unidad de Izquierda de los Trabajadores de Irán, la revolución iraní es erróneamente presentada como una rebelión liderada por los fundamentalistas islámicos contra el desacreditado régimen de Mohamed Reza Pahlevi. De hecho, los sectores más activos en su derrocamiento fueron organizaciones democráticas femeninas, grupos estudiantiles y fuerzas obreras.

Saleth señala que la revolución iraní ha sido rebautizada como anti-imperialista, debido a su apoyo a Hezbollah y Hamas, pese a ser un régimen corrupto, clerical-capitalista. A su juicio esta calificación errónea olvida algunos hechos históricos muy sencillos. Las masas fueron persuadidas después de la revolución de que ésta tenía un carácter islámico. Los ataques contra revolucionarios de izquierda por grupos asociados a Khomeni comenzaron aún antes de que el régimen se asentara. Con los clérigos en el poder, los ataques se hicieron cotidianos. Primero se ordenó poner fin a las huelgas y poco después se obligó a las mujeres a usar velo. La prensa libre fue cerrada. Las minorías nacionales fueron atacadas, primero los árabes en el Sur y luego los kurdos. Los partidos socialistas fueron prohibidos. Yassamine Mather, miembro del consejo editorial de «Critique», revista de teoría socialista, escribe que los primeros prisioneros políticos detenidos en abril de 1979 y encerrados en la cárcel de Evin, fueron conocidos activistas de izquierda.

Organizaciones de Derechos Humanos estiman que en los primeros años de la Revolución fueron ejecutados unos 40.000 prisioneros. La segunda ola de ejecuciones tuvo lugar al final de la guerra Irak-Irán en la cual perdieron la vida unos 15.000 socialistas, comunistas y miembros de los Mujahedín. Una vez decapitadas las fuerzas políticas opositoras, la resistencia al régimen se centró en los estudiantes. La oposición estudiantil sufrió un duro golpe en la dura represión de julio de 1999, cuando elementos irregulares del régimen atacaron los dormitorios de la universidad de Teherán, rompieron ventanas y puertas, destruyeron efectos personales de los estudiantes, los golpearon y arrojaron a algunos por las ventanas. Durante la primera presidencia del «moderado»Khatami (1997-2001) hubo una serie de asesinatos de intelectuales, escritores y otros opositores. Se utilizó una gran variedad de métodos para liquidar a las víctimas: accidentes de automóvil, apuñalamiento, presuntos asaltos armados, inyecciones de potasio que simulaban ataques cardíacos. En un documentado informe de diciembre de 2005, Human Rights Watch acusó al entonces Ministro del Interior de Irán, Hojatoleslam Mostaza Pour-Hammadi de planificar dichas ejecuciones extra-judiciales.

Aunque los asesinatos terminaron por presión de la opinión pública internacional, la represión contra la oposición estudiantil y obrera no se ha detenido. Como lo denunció el sitio Socialista Mundial en Internet (wsws.org) el 28 de enero de 2008, el 4 de diciembre de 2007 la policía iraní detuvo a 33 estudiantes que celebraban el «Día del Estudiante». El 15 de enero de 2008 el gobierno iraní arrestó a otros 10 miembros de la Organización de Estudiantes por la Libertad y la Igualdad en Irán (también conocidos como izquierda radical). A estos arrestos siguieron duras medidas contra el movimiento sindical. Entre otros fueron arrestados el líder de los trabajadores del transporte público, Manour Ossanlou y el dirigente de los obreros panaderos. Mahmud Salehi. El 31 de enero de 2009 fue detenido otro destacado dirigente obrero y político de izquierda, Besad Sohrabi.

Las condiciones de vida de los prisioneros políticos son terribles. Muchos quedaron inválidos por las torturas medievales a que fueron sometidos. Algunos son mantenidos en confinamiento solitario y algunos son transferidos a las celdas de duros criminales, donde por lo menos una vez al mes alguien muere en una riña, lo que para el régimen lo libera de responsabilidad por la muerte de sus opositores.

Definir un régimen semejante de progresista es una amarga burla.

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