La ultraderecha se afianza en Holanda: Un partido antiinmigración y eurófobo domina el Senado

El FvD acaba de dar un duro golpe a los partidos de centro e izquierda de Holanda al arrasar en las elecciones provinciales de Holanda. Al haberse escrutado todos los votos, ahora este partido ultraderechista, xenófobo y eurófobo es la fuerza más grande del Senado.

Desplazaron a los liberales VVD, del primer ministro Mart Rutte, el cual perdió la mayoría de los escaños en la Cámara Alta que permitía al Gobierno sacar adelante y aprobar proyectos de forma fágil y rápida.

«El país nos necesita. Hoy elegimos volver a pelear», celebró el populista ultra Thierry Bauder, cabecilla de FvD, tras hacerse pública su victoria.

Este fue el único que no canceló su campaña política tras el tiroteo registrado en días pasados en Utrecht, lo que le costó las críticas del Gobierno y diversos sectores de la sociedad.

¿Un Trump holandés?

Thierry Bauder es conocido por sus polémicas declaraciones misóginas y antifeministas, por ser abiertamente xenófobo y racista y por poner en duda la existencia del cambio climático.

Considera que las mujeres tienden a trascender menos en los ámbitos laborales porque tienen «menos ambiciones» y considera que, en lo sexual, cuando una mujer dice «no» en realidad quiere decir «sí», algo que algunos han tomado como una apología a la violación sexual.

Sus votantes son mayormente gente que supera los 40 años y hay incluso un importante grupo de electores de más de 65 años. Básicamente, hay pocos jóvenes entre sus seguidores.

Sobre las medidas anunciadas por el Gobierno de Mark Rutte para frenar el calentamiento global, opinó que eran un «gasto innecesario» porque el cambio climático es «una tontería», a pesar de que todo indica que los Países Bajos serán una de las zonas del planeta con mayor impacto ante la subida de los océanos por este fenómeno.

Es ultranacionalista y asegura que la Unión Europea «deteriora» la soberanía nacional, y ha espetado discursos con retórica semejante a la vista en campañas como la de Donald Trump o Jair Bolsonaro, apelando siempre al nacionalismo de extrema derecha como lo primordial para defender al país.