UN PAÍS EN CONTRA

Disturbios en Brasil: Primera huelga general en 21 años pone en jaque a Temer

Disturbios en distintas ciudades de Brasil contra las reformas laborales del presidente Michel Temer se salieron de control y el Gobierno envió a las fuerzas de seguridad.

Miles de manifestantes en Río de Janeiro. Foto: RT
Miles de manifestantes en Río de Janeiro. Foto: RT

Desde esta mañana se llevó a cabo una huelga general en Brasil, la primera en 21 años, que desafía a la administración de Michel Temer y sus recientes reformas laborales que causaron el descontento general.

El Gobierno brasileño, perseguido por dantescos escándalos de corrupción, propinó a un país ya de por sí golpeado por crisis económica y política, una serie de reformas económicas y sociales que causaron el descontento general.

Tanto es el enojo, que los sindicatos lograron el apoyo de la mismísima Iglesia Católica -entidad que generalmente se mantiene al margen de tomar una posición política- y hasta de aliados del mismo Temer.

En el centro de Río de Janeiro se registraron violentos enfrentamientos entre protestantes y agentes de policía. Según informaron medios locales, encapuchados destruyeron edificios públicos y privados, rótulos, mobiliario de parques y plazas, mientras los cuerpos de seguridad se acercaban a las zonas de los disturbios para intentar paliar el descontrol.

Los manifestantes levantaron barricadas con volquetas de basura, rótulos turísticos, postes de electricidad, muebles de oficina y gomas de auto. También se intercambiaron bombas molotov, piedras y palos con los policías anti motines, que dispararon gases lacrimógenos y bombas de aturdimiento.

 

Ciudades paralizadas

En São Paulo, un total de 15 personas fueron detenidas por supuestos actos delictivos y alteración del orden, según declaró a la prensa el Secretario de Seguridad, Magno Alves Barbosa Filho. Aseguró que la Policía Militarizada sigue en alerta durante toda la jornada y está lista para actuar en caso de que aparezcan los

los Black Blocs, responsables de destrozos en las recordadas manifestaciones de 2013.

Brasilia, capital del país y sede del Palacio Planalto, emplazamiento gubernamental, vio como el Ejército nacional rodeó toda esta sede ejecutiva para evitar altercados mayores.

En Río de Janeiro, el paro comenzó con una parcial detención del transporte público, aunque el centro de la ciudad amaneció notablemente más vacía de lo normal. En el aeropuerto Santos Dumond hubo altercados entre manifestantes y policías, que dispararon gases lacrimógenos y galas de goma, dejando algunas personas heridas.

El ministro de Justicia, Osmar Serraglio, calificó la huelga general como «un fracaso». «Fueron insignificantes y no tuvieron la expresión que se imaginaba que tendrían», aseguró el ministro, el único miembro del Gabinete que se ha manifestado hasta ahora sobre la huelga. «Vimos provocaciones en algunos lugares y bloqueos en otros, pero aquellas movilizaciones que se esperaban de millones no ocurrieron», aseguró.

 

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