CRÍTICAS FUERTES

Almagro: No podemos llamar «revolución» al régimen de Maduro

El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, lanzó fuertes críticas contra Nicolás Maduro. "La frontera entre la tiranía y la democracia está hoy marcada por la ambición de su Gobierno de permanecer en el poder sin someterse al escrutinio popular", afirmó en un vídeo con fuertes declaraciones.

Mensaje de Luis Almagro:

Día tras día, la represión va en aumento en Venezuela. Es autoritario reprimir a manifestantes que reclaman democracia, el régimen ha sumado el criminal hábito de lanzar bombas lacrimógenas vencidas, cuya peligrosidad se multiplica y hasta de hacer uso de un helicóptero para arrojarlas indiscriminadamente sobre los manifestantes. En uno de los episodios más repudiables, esta práctica criminal alcanzó un hospital de Caracas, donde pacientes y personal de la salud fueron afectados por los gases lacrimógenos.

Aún a pesar de estos abusos y agresiones, el pueblo de Venezuela ha demostrado su altura moral y su capacidad para fortalecerse ante la adversidad. Ha demostrado su capacidad para seguir reclamando lo que es de justicia y le fuera ilegítimamente arrebatado: la posibilidad de expresarse libremente a través del voto para elegir su futuro.

Como Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), seguiré condenando enérgicamente cada vez que la población sea objeto de semejantes atropellos y muestra de incivilidad. Como Secretario General de la OEA, debo manifestar que no podemos admitir las vidas venezolanas que el régimen está dispuesto a sacrificar para perpetuarse en el poder. No podemos admitir los heridos y detenidos que consideran necesarios para no perder sus privilegios. No podemos admitir que la Guardia Nacional Bolivariana y demás fuerzas de seguridad del Estado continúen con la represión siguiendo instintos criminales.

Los demócratas de la región no aceptamos convivir con un régimen que ha vaciado de contenido a las palabras democracia, Derechos Humanos, libertad, constitución, diálogo, paz, probidad.

Nuestra región no debe someterse a las amenazas de desestabilización que su Gobierno genera. No podemos admitir que se siga encarcelando e inhabilitando a líderes políticos opositores para continuar en el poder. No podemos llamar revolución a este régimen que subyuga a su pueblo, que no le permite votar, que no le permite tener una Asamblea Nacional libre. No podemos admitir a un régimen que no administra justicia sino que la desvirtúa, que tiene a su gente sin medicamentos, sin alimentos y aterrados por la inseguridad.

Ha llegado hace mucho tiempo la hora de devolver la soberanía a la gente de Venezuela, de llamar a elecciones generales que permitan al puedo decidir, mediante el voto, lo que hoy está expresándose en las calles.

La frontera entre la tiranía y la democracia está hoy marcada por la ambición de su Gobierno de permanecer en el poder sin someterse al escrutinio popular.

Realizo nuevamente un llamado, acompañando a todo el pueblo de Venezuela, para que se lleven a cabo elecciones generales en paz. Para que la gente vuelva a ser dueña de su destino como país. La realidad se ha encargado de demostrar que no han sabido honrar sus compromisos de diálogo. Hoy exigimos que el Gobierno responda directamente a su gente aquello que el pueblo está reclamando en las calles.

El régimen sabe que la solución pacífica y legítima a esta crisis está en sus manos, y que es mucho más digna políticamente que mantener la represión y el abuso. Un llamado a elecciones generales.

Esa sí sería una inequívoca demostración de amor a la Patria. Una inequívoca demostración de que quieren lo mejor para su país. Es el único modo en que Venezuela pueda volver a vivir en paz, y su gente contar con prosperidad y los derechos básicos de libertad, salud, alimento y educación debidamente contemplados. Estoy seguro de que en toda la región, y aún más allá, estamos dispuestos a cooperar con los venezolanos para encontrar las soluciones que los devuelvan a la vía democrática y a la reconstrucción social que el pueblo merece.

La soberanía de un país pertenece al pueblo, si el pueblo es silenciado y reprimido y no se le permite expresarse en las urnas, ese país ha dejado de ser soberano, sino que es simplemente una patética marioneta del juego del poder.

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