Hungría decidirá a través de un referéndum si acepta el reparto de refugiados

referéndum para decidir si acepta o no la imposición de la Unión Europea sobre la acogida de refugiados, algo que el gobierno conservador, encabezado por el primer ministro Viktor Orban se opone categóricamente.

Los ciudadanos húngaros habilitados a votar deberán responder a la siguiente pregunta: «¿Quiere que la UE disponga, sin el consentimiento del Parlamento (de Hungría), sobre el asentamiento de ciudadanos no húngaros en Hungría?».

Las últimas encuestas señalan que el 42% del censo acudirá a votar mientras que el 31% está indeciso. Y de quienes asistan se espera que la mayoría se inclinen por apoyar la negativa de su Gobierno a recibir refugiados. De todas maneras los impulsores de la iniciativa temen que ésta no llegue a aprobarse por la cantidad de abstenciones y falta de votos. Según las leyes húngaras, para que la consulta sea válida es necesario que más del 50 % de los 8,2 millones de húngaros con derecho a voto emitan un voto válido.

Campaña por el «NO»

La campaña contra las cuotas de refugiados de la UE se viene llevando a cabo desde hace varios meses bajo el lema «¿Sabías?», a través del cual buscan convencer a la población de no apoyar la acogida de refugiados, a quienes responsabilizan por la crecida del terrorismo en occidente.

Los anuncios de la campaña presentan mensajes como: “¿Sabías que desde el inicio de la crisis migratoria más de 300 personas han muerto en Europa en ataques terroristas?”, o “¿Sabías que el ataque en París fue realizado por inmigrantes?”. Otro sostiene: «Bruselas quiere asentar en Hungría un número de inmigrantes equivalente a una ciudad».

Las cuotas de refugiados fueron aprobadas por mayoría calificada en septiembre de 2015 por los países del eurobloque, pero Orbán consideró que esa resolución refleja “un abuso de poder” de la UE, aunque solo su país República Checa, Eslovaquia y Rumania votaron en contra de la misma.

El primer ministro húngaro ha afirmado que teme que los refugiados amenacen la «civilización cristiana» del país y ya ha tomado medidas para frenar la llegada de refugiados. Lo primero que hizo fue cerrar las fronteras con Serbia y Croacia para impedir el tránsito de refugiados por su territorio, y luego ordenó el levantamiento de vallas alambradas, mientras que expidió una legislación que penaliza con hasta cinco años de cárcel el cruce ilegal de las fronteras y permite arrestar a los refugiados en una franja de ocho kilómetros desde la frontera y devolverlos al otro lado de las vallas, sin explicación alguna.