La Ruta de los Balcanes colapsa en su desvío a Croacia y Hungría detiene miles de refugiados por “ilegales”

Unos 112.000 refugiados entraron en Croacia en menos de veinte días, después que Hungría cerró sus fronteras con Serbia, e impidió el flujo de la Ruta de los Balcanes. Durante el pasado fin de semana unas 7.000 personas llegaron a los pasos fronterizos de Bapska y Tovarnik, en la frontera serbo-croata, entre los ríos Sava y Danubio y las expectativas eran de unos 3.00 a 4.000 diarios en la semana que comenzó.

Mientras tanto en Hungría la policía reconoció haber interceptado a 16.878 refugiados durante el pasado fin de semana que habían entrado “de manera ilegal al país”, por los que son detenidos. Ya han llegado 300.000 refugiados en lo que va del año a Hungría, pero en definitiva ninguno quiere permanecer en el país, sino seguir su viaje al norte rumbo a Austria y Alemania.

La crisis amenaza las sensibles relaciones binacionales

Mientras una sarta de insultos públicos, además de reproches y acusaciones de todo tipo, sacudieron la interna política de Serbia y Croacia, recordando que las heridas de la reciente guerra pueden no estar del todo saldadas, Hungría anuncia un nuevo vallado para impedir que pasen los refugiados.

Aunque las guerras en los territorios de la otrora Yugoeslavia terminaron en 1999, la crisis de los refugiados, en los países más empobrecidos de Europa, está sacudiendo sus frágiles estabilidades y los políticos, inermes ante la realidad, optan por cruzar insultos y acusaciones binacionales, al no hallar soluciones para la llegada de más migrantes.

La cooperación regional incipiente ha caído ahora por el abismo y todo indica que las formas de colaboración entre los países para salir de sus respectivas crisis demandará otra ayuda internacional extraordinaria, a menos que la “vieja” Europa, esté dispuesta a enfrentar otra crisis humanitaria en la “nueva” Europa. Sin embargo las respuestas de Berlín, Londres, y Paris, se demoran bastante más de la cuenta, afirman los analistas.