Viernes 13: la mala suerte que nació en la maldición de los templarios contra un rey y un papa

La matanza que sobreviene tendrá como protagonista final a Jacobo de Molay, última Maestre de la Orden, que próximo a ser quemado en la hoguera, acusado de delitos no cometidos, maldijo al rey y al papa: “Dios conoce que se nos ha traído al umbral de la muerte con gran injusticia. No tardará en venir una inmensa calamidad para aquellos que nos han condenado sin respetar la auténtica justicia. Dios se encargará de tomar represalias por nuestra muerte. Yo pereceré con esta seguridad”. Antes de un año el rey y el papa habían muerto. A partir de entonces el viernes 13 es una fecha de pésimo significado en Occidente.

El número 13 siempre parece estar mal aspectado

Aunque los fanáticos del 13 en la ruleta, están entre los más habituales y las apuestas a ese número entre las más altas, tanto en el casino, como en la quiniela, terminación de boletos de lotería, y otros juegos, lo cierto es que el 13 no se aparta en el subconciente popular de la idea de la mala suerte.

Desde que Judas, el decimotercer invitado a la Santa Cena traicionó a Jesús, o que el capítulo 13 de Apocalipsis, corresponde al Anticristo, e incluso la Cábala hebrea habla de 13 espíritus malignos (en Escandinavia además Loki es el dios que hace sus maldades siendo el 13er. Invitado) todo a nivel religioso en Occidente apunta contra ese número. En cuanto al viernes, se afirma que ese día Cristo fue crucificado, que Adán recibió un viernes la manzana de Eva, y que en un día como ese Caín asesinó a Abel.

Aunque estadísticamente y acorde al almanaque que nos rige, el viernes 13 puede aparecer cada año entre una a tres veces, la fecha es siempre atendida con cierto resquemor, estimulado por factores de la cultura y el entretenimiento que han hecho migas del asunto: la literatura primero y el cine después han explotado al viernes 13 como una fecha de máximo rendimiento, donde el miedo ancestral atrae lectores y espectadores de forma extraordinaria.