Ante varias comitivas y delegaciones internacionales que llegaron especialmente para la reasunción de Evo como presidente constitucional del país, Morales reafirmó sus convicción de la defensa indigenista, al retorno de la igualdad de derechos y convocó a la solidaridad para el cambio.

“Este es un día de reafirmación de nuestra identidad, de nuestra revolución democrática cultural, y tiempos del Pachakuti. Es retorno al equilibrio, retorno a la igualdad con políticas complementarias y solidaridad para este proceso de cambio”, dijo Evo refiriendo al Pachakuti, en lengua quechua el “retorno al equilibrio”.

Evo, acompañado de sacerdotes indígenas, fue primero sometido a los rituales de purificación tanto corpórea como anímica, para después transitar por Tiahuanaco hasta Templo de Akapana, bajo la pirámide de ese nombre, donde se realizó la ceremonia.

Un ritual milenario, abreviado “en respeto” a los visitantes

Durante poco menos de una hora, Evo, que se encontraba vestido con una túnica de vicuña repujada en plata y oro, la pechera ritual y el gorro de cuatro puntas, pantalón de lana tejida y sandalias –todo diseñado especialmente por artesanos indígenas- atendió la ceremonia oficiada, que concluyó al recibir el bastón de mando.

Entre las gigantescas murallas de piedra de Tiahuanaco, próximo al Titicaca, uno de los sitios consagrados de los indígenas descendientes de los pueblos incas, quechuas  y aymaras, el protocolo milenario fue reducido en tiempo “en señal de respeto” a los visitantes extranjeros, según informaron las autoridades locales.

Destacaban entre las delegaciones, los primeros mandatarios de Trinidad y Tobago y Costa Rica, Anthony Carmona y Luis Guillermo Solís, además de los vicepresidentes de Argentina y Cuba, Amado Boudou y Lázara Mercedes López.