CONMEMORACIÓN

Día Internacional por los Derechos del Niño pone énfasis en la mayor prevención

El recordatorio de cada 25 de abril como Día Internacional por los Derechos del Niño pone en el tapete la necesidad de una prevención más adecuada para evitar el abuso infantil.

Este año se pone especial énfasis también en la prevención del maltrato “físico, psicológico o por negligencia”.

Centenares de agrupaciones en todo el mundo, recuerdan la fecha mundial con particular énfasis en la urgente necesidad de poner en marcha programas de prevención, así como habilitar las redes de contacto para globalizar definitivamente las actividades inherentes a la defensa de los más pequeños.

El abuso infantil –particularmente el abuso sexual- es un problema mundial alarmante, que exige legislaciones imperativas y acción ejecutiva acorde, con medidas que alcancen a la órbita familiar, además de lo nacional y global, entienden las organizaciones que bregan por avanzar en el problema.

Si bien se han concretado avances de relevancia, particularmente en función que la problemática está adquiriendo protagonismo en la faz política y pública, el esfuerzo permanente y el mayor compromiso de las comunidades es considerado prioritario.

Después del abuso sexual, la violencia doméstica es lo principal

La Organización de las Naciones Unidas, reconoce que niñas, niños y adolescentes, tienen derecho a “la vida, dignidad, libertad, identidad, integridad, imagen, salud, educación, recreación, descanso, cultura, y a ser tratado en igualdad de condiciones cualquiera sea su sexo, religión, condición social”. Además los más pequeños deben ser protegidos “respecto del abuso sexual, del abandono, de la prostitución, de todo trato discriminatorio, y de la explotación económica”. Además se les reconoce el derecho a “mantener los vínculos con los padres, abuelos y familiares” y a “recibir asistencia económica de su familia”.

Este año se pone especial énfasis también en la prevención del maltrato “físico, sicológico o por negligencia” que pueden sufrir los menores, con la premisa de evitar “cualquier acción intencional que provoque daños físicos en el niños”, así como toda actitud que le produzca “sentimientos de descalificación o humillación”. Los mayores deben asumir responsabilidad por “la no protección del niño ante eventuales riesgos y la no atención de sus necesidades básicas”.

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