Batalla por cigarrillos electrónicos alcanza 7 millones de usuarios en Europa

Los cigarrillos electrónicos dejaron de ser una curiosidad hace tiempo en Europa y ya son más de siete millones quienes los han comprado, como sustituto del tabaco, aunque la medicina no logra ponerse de acuerdo sobre sus ventajas de fondo.

Ahora los fabricantes deberán acatar las leyes que rigen a las medicinas o en su defecto atenerse a las consecuencias de las restrictivas prohibiciones vigentes para el tabaco en toda la Unión Europea. Sin embargo quienes fabrican los cigarrillos electrónicos parecen estar interesados en la segunda opción, ya que les resulta imposible atenerse a las consecuencias de juicios en el caso de no cumplir con la cobertura exigida por las medicinas.

¿Realmente los dispositivos ayudan a dejar de fumar?

Según la Organización Mundial de la Salud, ningún estudio ha podido demostrar todavía que los cigarrillos electrónicos realmente ayuden a dejar el vicio del tabaquismo. En los estudios estadísticos más recientes, dos de cada tres usuarios del cigarrillo electrónico, no lo usan como sustituto del tabaco, sino que consumen ambas cosas.

En ese escenario los fabricantes de electrónicos, corren el riesgo de ser llevados a juicios por reclamos terapéuticos, en tanto las pruebas que se les puede requerir para demostrar lo que afirma –que ayuda a dejar de fumar- no existen en la realidad.

Además otra gran batalla es dónde se puede fumar. Los cigarrillos electrónicos disfrutan de una suerte de impunidad absoluta en Europa, donde –salvo Francia y Bélgica- los bares, restoranes y locales de esparcimiento todavía permiten fumar también cigarrillos comunes.

En Estados Unidos en tanto, la batalla también comienza a ser dada, ya que los dispositivos están regulados casi excepcionalmente por gobiernos estatales y locales, con excepción de ciudades como Chicago y Nueva York, pioneras en el tema.