Los renos tendrán cuernos fosforescentes para evitar accidentes viales

Habitante de la tundra siberiana, de la taiga norteña y conocido como “caribú” en Norteamérica, los renos se particularizan por una vida más que alejada de los humanos, con excepción de algunos lapones y esquimales que los tienen por fuente de alimento.

Aunque llegaron a vivir en áreas más al sur que las polares, fueron también extinguidos por el hombre en estado silvestre. Los renos son una forma de ganadería regulada en países nórdicos, y viven en estado silvestre en Norteamérica, Groenlandia e Islandia.

Sin embargo, aunque su caza está prohibida desde el punto de vista deportivo, cada año hay más accidentes en las rutas con estos animales y no son pocos los automovilistas lesionados, y hasta muertos, por chocar contra un reno al cruzar parajes remotos y helados.

Una solución ingeniosa para un problema poco común

El problema mayor es con los renos que transitan por zonas cada vez más “humanizadas” y que –pese a la señalización para los vehículos- se convierten en víctimas del tránsito.

La idea de convertir a los renos en fosforescentes no resulta difícil de alcanzar, en tanto no solo los millones de ciclistas nórdicos respetan a ultranza esa medida en sus países sino que el propio reno Rodolfo –del tiro de Papa Noel- tiene un reno con nariz brillante, para no chocar con otros renos voladores.

En una primera instancia los técnicos “forraron” la cornamenta de los animales con cintas fosforescentes, pero los renos se las arrancaban frotando contra los árboles. Ahora los renos tendrán cuernos directamente pintados con un esmalte ecológico que resista las peores condiciones climáticas de su habitat, y también su decisión de no pasear con las astas pintadas.