ESPACIALES

Histórico: China posó en la Luna su «Conejo de Jade», soñando con un futuro vuelo tripulado

China se convirtió este sábado en la tercera nación que logra un alunizaje lento y controlado en la Luna, con su sonda espacial Chang'e-3 que unas horas después desembarcó en la superficie del satélite un vehículo de exploración teleguiado, el "Conejo de jade".

El alunizaje había sido descrito como la parte «más difícil» de la misión

Esta proeza tecnológica, que solo han logrado Estados Unidos y la URSS, marca una etapa importante en el ambicioso programa espacial chino, que sueña en convertirse en el primer país asiático en enviar un hombre a la luna, probablemente después de 2025.

El último alunizaje controlado y lento fue la misión soviética Luna 24, en agosto de 1976, hace más de 37 años.

El proceso final de descenso del módulo de Chang’e-3, desde una altura de 15 kilómetros sobre la superficie lunar, se inició a las 21H00 (13H00 GMT) y duró 12 minutos, según una difusión en directo en la televisión china, con imágenes de síntesis.

Una salva de aplausos en la sala de control en Pekín saludó el alunizaje en una zona denominada Bahía de los Arcoíris.

Los medios oficiales chinos de prensa inmediatamente anunciaron el «éxito» de la operación, que era la parte más riesgosa de la misión.

Las potentes redes sociales chinas difundieron también la información, a veces con acentos muy patrióticos.

«¡Bravo por mi país!», dijo un internauta. «Gloria y larga vida a China!», escribió otro.

El módulo de aterrizaje desplegó luego una rampa que permitió, «varias horas» después del alunizaje, al «Conejo de jade», un vehículo móvil todoterreno, descender a la superficie de la Luna.

El canal de televisión estatal CCTC y la agencia oficial de noticias Xinhua publicaron una fotografía que muestra, explican, el momento en el que el vehículo se separa de la sonda y rueda sobre la superficie lunar a las 04H35 del domingo, hora de Pekín (20H35 GMT del sábado).

El alunizaje había sido descrito como la parte «más difícil» de la misión por la Academia China de Ciencias en una publicación en el perfil de Chang’e-3 en la red social Sina Weibo (el equivalente chino de Twitter).

La nueva China pujante

Este hecho supone un último paso en el ambicioso programa espacial de China, que es visto como una muestra del creciente poder de este país en el mundo y de sus avances tecnológicos, así como del éxito del Partido Comunista al revertir la suerte de una nación que antes fuera pobre.

Chang’e-3 fue lanzado al espacio el 1 de diciembre por un cohete que despegó de la base Xichang, en la provincia de Sichuan (sudoeste).

Muchos chinos siguen el desarrollo de esta misión, motivo de orgullo nacional, y millones de ellos votaron en línea para decidir cómo bautizar al vehículo de exploración, cuyo nombre hace referencia a la mitología china.

Según la leyenda, ese conejo o liebre vive en la Luna, donde tritura el elixir de la inmortalidad en un mortero. El animal tiene por compañera a Chang’e, la diosa china de la Luna.

El vehículo lunar tiene seis ruedas, pesa unos 120 kilos y obtiene su energía gracias a paneles solares.

Su misión es llevar a cabo análisis científicos, especialmente geológicos, y enviar a la Tierra imágenes en tres dimensiones de la Luna.

El artefacto estará operativo tres meses, durante los cuales se desplazará a una velocidad máxima de 200 metros por hora.

La Bahía de los Arcoíris es un territorio aún inexplorado de la Luna, según la administración espacial china, que ofrece condiciones favorables tanto por su exposición al Sol como por la comunicación con la Tierra.

Las sondas lunares Chang’e-1, lanzada en octubre de 2007, y Chang’e-2 (octubre 2010) hicieron posible, después de su puesta en órbita, efectuar observaciones detalladas del satélite de la Tierra.

China avanza a grandes pasos en el programa para dotarse de una estación orbital permanente y mejoró en los últimos dos años el manejo de las citas espaciales entre módulos.

Pero así como ocurrió con su primer vuelo espacial habitado hace diez años, China sigue tratando de colmar su retardo tecnológico reproduciendo experiencias realizadas hace décadas por los estadounidenses y los soviéticos.

«El programa lunar chino sigue al ritmo previsto sin que haya ruptura», explicó a la AFP Isabelle Sourbès-Verger, especialista del programa espacial chino en el Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS) de Francia.

Sourbès-Verger subraya que China tiene una «preocupación prioritaria: mostrar que colma el retardo progresivamente ante las primeras potencias espaciales y lograr así un lugar de socio de primer nivel en las cooperaciones internacionales futuras». AFP

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