LEVANTAMIENTO

Tailandia: manifestantes asedian cuartel general del ejército y sede del partido gobernante

Los manifestantes que exigen desde hace semanas la renuncia del gobierno tailandés entraron por la fuerza este viernes en el cuartel general del ejército y sitiaron la sede del partido en el poder.

Tailandia: miles de manifestantes sitiaron también varias administraciones

Se cumple un mes desde que comenzó la movilización contra la primera ministra Yingluck Shinawatra y su hermano Thaksin, el ex primer ministro derrocado por un golpe de Estado en 2006 pero que permanece en el centro de la vida política del reino a pesar de su exilio.

Los manifestantes aumentaron la presión durante la semana, ocupando varios edificios oficiales, incluyendo al ministerio de Finanzas. Varios miles de manifestantes sitiaron también varias administraciones, incluyendo el cuartel general de la policía nacional, donde la electricidad fue cortada el jueves.

El viernes, miles de manifestantes se lanzaron contra la sede del ejército, forzando el pórtico y entrando en el complejo, pero no a los edificios.

«Queremos mostrar al ejército que el pueblo es fuerte y valiente […]. Queremos saber si el ejército apoyará al pueblo», declaró uno de los dirigentes de la protesta, Amorn Amornrattananont. «Nosotros no queremos un golpe de Estado militar», afirmó.

La hipótesis de un golpe es plausible en un país donde se registraron 18 golpes de Estado o intentos desde el establecimientos de la monarquía constitucional, en 1932.

Otros miles de manifestantes marcharon hacia la sede del partido Puea Thai en el poder, que ganó con amplia mayoría las últimas elecciones de 2011, como todos los otros partidos favorables a Thaksin antes de él desde hace diez años.

La caída de Yingluck y el fin del «sistema Thaksin»

La cólera de los manifestantes fue provocada por un proyecto de ley de amnistía, redactado según ellos deliberadamente para permitir el regreso de Thaksin, quien vive en el exilio para escapar a una condena a dos años de prisión por malversaciones financieras.

A pesar de que el Senado rechazó el texto, los manifestantes -grupos heterogéneos reunidos por su rechazo a este multimillonario- continuaron su movilización y exigieron la caída de Yingluck, que consideran una marioneta de su hermano, y el fin del «sistema Thaksin», al que asocian con una corrupción generalizada.

Estas acusaciones son las mismas del Partido Demócrata -la principal organización opositora que no ha ganado elecciones en casi 20 años- en una moción de censura contra Yingluck a la cual la primera ministra escapó el jueves, tal como estaba previsto.

En una capital habituada a la violencia política, este movimiento, el más importante desde la crisis de 2010 que dejó 90 muertos, hace temer excesos, sobre todo al acercase el fin de semana durante el cual podría registrarse un nuevo aumento del número de manifestantes después de unos 150.000 el domingo pasado.

Si bien estos mitines han sido en general pacíficos, el jueves se registraron incidentes en el interior del país.

Dos opositores al gobierno sufrieron heridas leves en enfrentamientos con los «camisas rojas» fieles a Thaksin en la provincia de Patun Thani, al norte de Bangkok, según la policía.

Pero los diversos movimientos podrían hacer una pausa al acercarse el cumpleaños del rey Bhumibol, el 5 de diciembre, un acontecimiento importantísimo para los tailandeses, que se celebra con calma y respeto. AFP

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