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Alemania: Merkel y socialdemócratas forman coalición para instaurar salario mínimo nacional de 8,5 euros por hora

La canciller conservadora Angela Merkel concluyó un acuerdo con la oposición socialdemócrata para formar una "gran coalición" de gobierno, que prevé instaurar un salario mínimo, dos meses después de haber ganado sin mayoría absoluta las legislativas alemanas, indicaron el miércoles fuentes de los partidos.

El presidente de la Unión Cristianodemócrata, Horst Seehofer y la canciller alemana, Angela Merkel

Los detalles del acuerdo, anunciado en la madrugada al cabo de una última sesión de negociaciones de diecisiete horas, debían ser presentados por Merkel y el presidente del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmer Gabriel, en una conferencia de prensa prevista para las 11H00 GMT.

El acuerdo entre la Unión Democráta Cristiana (CDU) y el SPD debe ser ratificado por los militantes socialdemócratas en un referéndum, de resultado incierto, previsto entre el 6 y 12 de diciembre.

Si la base del SPD da luz verde, Merkel será reelecta jefa de gobierno el 17 de diciembre por los diputados del Bundestag, para cumplir un tercer mandato de cuatro años.

Es un paquete de medidas «que podemos presentar a nuestros militantes y al cual podemos decir sí», declaró la secretaria ganeral del SPD, Andrea Nahles.

Merkel hizo varias concesiones importantes, entre ellas la de crear un salario mínimo, que según Nehles será de 8,5 euros por hora, que empezará a aplicarse en 2015 pero que solo se generalizará al conjunto de los sectores económicos a partir de 2017.

Salario mínimo nacional

El SPD había presentado esta medida emblemática de su programa como un requisito para cualquier acuerdo de coalición.

Hasta ahora, Alemania dejaba las discusiones salariales en manos de los interlocutores sociales.

Esa medida debería mejorar el nivel de vida de numerosos asalariados.

Según el instituto económico DIW, 5,6 millones de personas, un 17% de los asalariados alemanes, ganan actualmente menos de 8,50 euros.

El alza de los salarios coincide con las recientes exhortaciones de la OCDE y FMI a que Alemania, principal economía de la Unión Europea, estimule el consumo y la inversión.

Los socialdemócratas también pueden vanagloriarse de haber obtenido un plan de mejora de las pensiones para sueldos bajos y madres de familia, además de la posibilidad de jubilación a los 63 años (en lugar de 67) para quienes hayan cotizado 45 años.

El conjunto de las medidas sociales e inversiones previstas en el proyecto de «gran coalición» debería representar 23.000 millones de euros, financiado sin aumento de impuestos.

«El resultado es bueno para nuestro país, lleva ampliamente la marca de los democristianos», dijo Hermann Gröhe, secretario general de CDU, quien destacó que, contrariamente a lo que pedían los socialdemócratas, los impuestos no subirán.

El SPD obtiene también una de sus reivindicaciones principales en temas de derechos sociales: la posibilidad de conceder la doble nacionalidad a los hijos de extranjeros nacidos en Alemania.

En el acuerdo figura la creación de una tasa automovilística para financiar las autopistas.

Merkel ya dirigió un gobierno de «gran coalición» durante su primer mandato, de 2005 a 2009.

Los dirigentes conservadores y socialdemócratas desistieron de anunciar el repoarto de ministerios hasta que no se conozca el resultado del referéndum del SPD.

El partido prevé consultar a sus 470.000 afiliados entre el 6 y el 12 de diciembre y anunciar el resultado el 15, dos días antes de la fecha en que Merkel debería ser reelecta por el parlamento.

Desde el inicio de las negociaciones, el presidente del SPD, Sigmar Gabriel, había prometido consultar a la base para superar las reticencias de numerosos militantes, que no guardan un buen recuerdo de la primera «gran coalición», al cabo de la cual en las legislativas de 2009 el partido obtuvo su peor resultado electoral de la historia con tan solo 23% de los votos.

La perspectiva de gobernar con los conservadores no provoca entusiasmo en un partido que sigue traumatizado por las reformas del Estado de bienestar lanzadas hace diez años por el último canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder, que afectaron la imagen del partido en la opinión. AFP

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