Palomas mensajeras reciben “mapa olfativo” de la atmósfera para volver a casa

Desde la orientación solar, hasta la eventual lectura de los campos magnéticos terrestres todas han sido posibilidades, pero el verdadero “mapeo” desde el origen al destino del vuelo es una incógnita todavía.

Ahora, investigadores alemanes creen haber descubierto que en realidad todo lo que la paloma siente está olfativamente presente en la atmósfera: los aromas y olores que el viento trae, son los que llevan a las mensajeras a uno u otro destino, una teoría no demasiado nueva en tanto se sabía que cuando se les altera el olfato las aves se desorientan, pero no había pruebas experimentales suficientes.

La clave de los compuestos orgánicos volátiles

El investigador Hans Wallraff, del Instituto Max Panck para la Ornitología, en Seewiesen, Alemania, ha recogido durante años muestras de aire en un radio de 200 quilómetros alrededor de un palomar en el sur del país. Los muestreos en 90 lugares distintos permitieron analizar la relación entre los compuestos orgánicos volátiles, que son fuente de olores y aromas, y las variaciones en su proporción –que cambian casi constantemente en la atmósfera- en relación con las direcciones de los vientos dominantes.

La relación entre esas concentraciones aéreas pauta a la paloma, hacia donde queda su hogar. Las pruebas han sido realizadas con mutaciones aleatorias en palomas virtuales, que las hicieron más sensibles a los compuestos volátiles más favorables para la navegación aérea. Las aves aprenden de sus pares, que las concentraciones mayores o menores de determinado aroma, establecen el lugar hacia donde dirigirse, más allá de lo minúsculas que sean las partículas aromáticas en cuestión.