«¡Chávez vive, la lucha sigue!»: Venezuela se convirtió en un mar de lágrimas ante el deceso de su presidente

El presidente Hugo Chávez falleció el martes a los 58 años en el hospital militar de Caracas, sin haber podido despedirse de los venezolanos, un final dramático a sus 14 años de poder, que conmovió a sus seguidores y colocó a la petrolera Venezuela a las puertas de elecciones anticipadas.

«Recibimos la información más dura y trágica que podamos transmitir a nuestro pueblo. A las 16H25 de la tarde (20H55 GMT) de hoy 5 de marzo ha fallecido nuestro comandante presidente Hugo Chávez Frías luego de batallar duramente» contra el cáncer, anunció al borde del llanto el vicepresidente Nicolás Maduro, quien asumirá la presidencia en forma temporal y será el candidato en las próximas elecciones.

Caracas, que se colapsó, fue convertida en muchos puntos en un mar de lágrimas por sus seguidores y muchos de ellos se congregaron frente al hospital militar y en el centro gritando consignas como «¡Chávez al panteón!» o «¡Todos somos Chávez».

«Fue un hombre que nos enseñó a querer nuestra patria, el comandante se va físicamente pero queda en nuestros corazones. ¡Debemos continuar construyendo la patria!», dijo a la AFP Francis Izquierdo, una trabajadora municipal.

«No tengo palabras. Eternamente, GRACIAS! Fuerza! Debemos seguir su ejemplo. Debemos seguir construyendo PATRIA! Hasta siempre papito mío!», escribió en Twitter María Gabriela Chávez, una de las tres hijas del mandatario.

«¡Chávez vive, la lucha sigue!», acuñó por su parte el canal oficial VTV, en una clara señal de que el chavismo debe perdurar más allá de su líder.

Chávez, en el poder desde 1999, había regresado de La Habana el 18 de febrero, sin ser visto ni oído, después de haber sido operado el 11 de diciembre por cuarta vez de un cáncer, cuya naturaleza y detalles nunca se dieron a conocer.

Las exequias del mandatario se iniciarán el miércoles en la Academia Militar de Caracas y culminarán el viernes con un funeral al que fueron invitados los jefes de Estado del mundo entero.

El gobierno dijo que informará dónde serán enterrados los restos del presidente, oriundo del Estado llanero de Barinas (oeste).

Maduro, de 50 años, será el candidato oficialista para las elecciones presidenciales que deberán celebrarse en un plazo de 30 días, como indica la Constitución, probablemente contra el líder opositor Henrique Capriles, de 40 años.

Maduro, ex sindicalista del Metro de Caracas, afronta el reto de reemplazar a un presidente carismático y dicharachero, que concentró y personificó el poder y estableció un vínculo casi espiritual con las clases populares, su base electoral.

«Ninguno de nosotros es Chávez» y por ello «sólo juntos podemos garantizar el futuro de esta patria», admitió en la noche Maduro, afirmando que el chavismo se siente «huérfano».

El canciller Elías Jaua confirmó que «se ha producido una falta absoluta, asume el vicepresidente de la República como presidente y se convoca a elecciones en los próximos 30 días. Es el mandato que nos dio el comandante presidente».

Aunque Chávez, reelecto en octubre, no pudo tomar posesión el 10 de enero ante la Asamblea Nacional como estaba previsto, el Tribunal Supremo estimó que se trataba de una formalidad aplazable y que el gobierno continuaba en funciones.

Capriles, que expresó su solidaridad a la familia y los seguidores de Chávez, conminó por su parte al gobierno a «actuar con estricto apego a su deber constitucional» y a las Fuerzas Armadas a «ponerse a la orden de todos».

El ministro de Defensa, Diego Molero, había asegurado anteriormente que las Fuerzas Armadas harán cumplir la Constitución y la «voluntad» de Chávez.

«Si el gobierno tiene la capacidad de organizar los comicios incluso antes de un mes, lo hará. Cuanto más rápido mejor, van a aprovechar electoralmente la emotividad generada por la muerte del presidente», opinó el director de la firma Datanálisis, Luis Vicente León.

Durante todo este periodo de incertidumbre, los venezolanos sólo vieron del otrora omnipresente presidente unas fotografías en las que aparecía consciente en su cama del hospital cubano. La última vez que lo escucharon fue el 10 de diciembre, cuando, al partir a Cuba, se despidió con un «¡Hasta la vida siempre!» en el aeropuerto internacional.

Líder absoluto del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Chávez había sido reelegido holgadamente el 7 de octubre por tercera vez.

Chávez, que proyectó gobernar hasta 2031, aspiraba a profundizar su proyecto socialista en este país con las mayores reservas de petróleo del mundo, pero aún con amplios sectores en la pobreza. Tras su muerte, el precio del crudo se disparó en los mercados de Asia.

Con las misiones sociales, una de las claves de su gran popularidad, ayudó a cubrir las necesidades básicas de las clases populares, pese a ser tachado de populista por sus adversarios.

Chávez, cuyo partido controla además el Parlamento y la mayoría de gobernaciones y alcaldías, ejerció además un control absoluto de los medios de comunicación públicos, desde los que gobernó y se hizo omnipresente en la vida de los venezolanos.

Con su don de la palabra y su discurso irreverente, el mandatario no dejó a nadie indiferente. Mientras se ganó la devoción de los pobres, fue insultante y despectivo con sus adversarios políticos, «la burguesía y el imperialismo», polarizando a la sociedad venezolana, hoy literalmente partida en dos.

A medida que la enfermedad fue avanzando, las invocaciones a Dios y a Jesucristo se multiplicaron en boca de Chávez, quien llegó a rogarle al Señor, con lágrimas en los ojos, que «no se lo llevara todavía».

Fue un presidente hiperactivo, hasta que la enfermedad le obligó a dejar de ser un «caballo desbocado», como él mismo reconoció, y en los últimos meses redujo sus apariciones y discursos.

Se trató casi exclusivamente en Cuba, donde se operó además cuatro veces, alejado de los medios de comunicación, bajo la férrea seguridad cubana y en compañía de su gran aliado y amigo, el líder cubano Fidel Castro.

Este teniente coronel retirado fue elegido por primera vez en 1998, seis años después de liderar un fallido golpe de Estado contra un desgastado sistema bipartidista.

En el periodo más convulso de su controvertida presidencia, sufrió un golpe de Estado (2002) que lo apartó por unas cuantas horas del poder, un paro petrolero de dos meses (2003) y un referéndum revocatorio (2004), que ganó.

Tras su reelección en 2006, radicalizó su proyecto con una mayor intervención del Estado en la economía. Seis años más tarde, al ganar sus últimas elecciones, prometió hacer «irreversible» el socialismo, tarea que heredará Maduro si gana las elecciones.

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