Inubicable

Registran en Siberia las “mejores imágenes” del Yeti en tiempos modernos

Un grupo de niños de diez y once años que jugaban en un bosque cercano a su casa en Siberia, filmaron durante varios minutos el seguimiento que hicieron de unas gigantescas huellas de origen desconocido, en medio de la nieve, y culminaron topándose con lo que –para la tradición regional- es un “abominable hombre de las nieves”.

Captura del video grabado con celular / KP TV

La grabación fue hecha con un celular de uno de los niños que jugaban y muestra también la fuga que emprenden cuando descubren a la figura de gran tamaño entre los arbustos, y la precipitada carrera hasta llegar a la casa.

El director del Centro Internacional de Hominología, en Moscú, dijo que se trata de “la primera vez en la historia moderna que alguien se las arregla para filmar al Yeti con tanta claridad”.

Igor Burtsev, remarcó: “No dudo que era un Yeti: estaba en la típica pose con su espalda ligeramente inclinada y sus largos brazos hacia abajo: Se trata de algo real, no falso” puntualizó en declaraciones que publica el diario The Siberian Times.

El más huidizo ser del planeta Tierra

Si bien los monjes tibetanos del Nepal, muestran escalpelos que aseguran pertenecen al Yeti y que emplean en algunos ritos religiosos, investigaciones recientes aseguran que los trozos de cuero y pelo –que son guardados como verdaderas reliquias- pertenecen a una variedad de cabra montesa de ese país.

Más allá de los sempiternos debates sobre la posiblidad de que aún en nuestros días un grupo de mamíferos de gran tamaño sobreviva en algún lugar del planeta sin que haya podido ser detectado, lo concreto es que hay en marcha al menos media docena de investigaciones in-situ, buscando al “abominable hombre de las nieves”

El grupo científico más relevante es el encabezado por el japonés Yoshiteru Takashi, quien en 2008 registró las últimas huellas conocidas de presunto primate. Takashi es un convencido de la existencia del Yeti y recorre en forma casi permanente los Himalayas tibetano y nepalí, a fin de develar el misterio.

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