Brasileños descubren espía de la dictadura, ahora pastor de iglesia en Uruguay
Cuarenta años después que sus apodos de combate hicieran estragos entre las filas y documentos de los movimientos guerrilleros en Brasil y Uruguay, Conrado Alberto Avegno, uno de los infiltrados que trabajó para las dictaduras y sus predecesores, fue descubierto en Montevideo –por periodistas de Folha- ahora con la identidad de un pastor de la iglesia evangelista.
Los enviados especiales del diario paulista localizaron al espía, que trabajó en las décadas de los 60´y 70´, bajo los seudónimos de “Altair”, “Johnson”, “Nario”, “Carlos Silveira” y “Zuleica”, y durante más de 14 años logró pasar información permanentemente a los militares golpistas.
Avegno, era funcionario rentado del gobierno brasileño y su misión era infiltrarse en todas las organizaciones de izquierda, desde donde elaboraba informes para la Cancillería norteña.
“Mi única afán era luchar contra el comunismo”, confesó a los periodistas que le entrevistaron y a los que mostró distintos documentos donde se pueden identificar varios nombres de desaparecidos en Brasil.
Una historia contada 40 años después
Después de 40 años de silencio y privacidad, el otrora espía de 85 años accedió a reconocer distintas tareas cumplidas incluso hasta 1984, entre los exiliados brasileños en Uruguay. De una prolífica labor, su tarea de espionaje alcanzó a redactar hasta 361 informes durante el período de máximo actividad entre 1974 y 1975.
Viajó fuera de la región en distintas “misiones” para el gobierno de Brasil e incluso estuvo arrestado en nuestro país y en el suyo, de donde se libró para volver a infiltrarse.
“Fue una pieza fundamental del sistema de seguridad de Brasil en Uruguay, y el único que logró infiltrarse repetidas veces en el ámbito subversivo”, declaró en Brasil otro hombre clave de la dictadura –el delegado Rui Oro- quien montó con otros el Centro de Información Exterior del Brasil, una maquinaria de altísima calificación impulsada por la Cancillería de los vecinos.
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