"Animo combativo"

Assange desafía la autoridad británica al arengar a sus seguidores desde el balcón de la embajada de Ecuador

Julian Assange dando su alocución

En su primera comparecencia pública desde que inició su encierro, el fundador de Wikileaks, vestido con una elegante camisa azul y corbata roja, se dirigió a sus numerosos seguidores y a más de un centenar de periodistas desde el balcón de la embajada, donde se refugió el pasado 19 de junio, huyendo de la justicia británica que se disponía a extraditarlo a Suecia.

«Pido al presidente (Barack) Obama que haga lo correcto. Estados Unidos debe renunciar a su caza de brujas contra WikiLeaks», dijo Assange, de 41 años, que no puede poner un pie fuera de la embajada porque se expone a ser arrestado.

Assange también dio las gracias al presidente ecuatoriano Rafael Correa «por la valentía que ha demostrado en tomar en consideración y concederme asilo político» y tuvo también palabras de agradecimiento para sus simpatizantes.

Los cancilleres de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), reunidos en Guayaquil, manifestaron «su solidaridad» a Ecuador y exhortaron a «las partes a continuar el diálogo en procura de una solución mutuamente aceptable», de acuerdo con la declaración conjunta leída por su secretario general, el venezolano Alí Rodríguez.

En el texto, los ministros declararon su «solidaridad y respaldo al gobierno de Ecuador ante la amenaza de violación del local de su misión diplomática» y reiteraron el «derecho soberano de los Estados de conceder asilo».

La semana pasada Ecuador concedió asilo diplomático al fundador de WikiLeaks y reclama ahora a Gran Bretaña que le dé un salvoconducto para salir del país, algo que de momento las autoridades británicas se niegan a hacer.

«Dentro de la embajada, después del anochecer, oí equipos de la policía moviéndose dentro del edificio, en la escalera de incendios», aseguró Assange, pero «sabía que habría testigos y eso es gracias a ustedes», dijo ante sus seguidores reunidos frente a la embajada.

Por su parte su abogado defensor, el ex juez español Baltasar Garzón, aseguró frente a la embajada que el australiano tiene ánimo «combativo» y que el primer paso en su estrategia legal es esperar una respuesta formal del Reino Unido sobre la petición de salvoconducto.

«Para obtener el salvoconducto, lo primero que se tiene que producir es una respuesta formal por parte del gobierno británico, estamos esperando que esto se produzca, y el siguiente paso tiene que ser del gobierno ecuatoriano», dijo.

Assange, reclamado en Suecia por un presunto caso de agresión sexual y violación que él niega, teme ser extraditado luego a Estados Unidos, donde podría tener que responder de las acusaciones de espionaje tras la revelación en 2010 de cientos de miles de cables diplomáticos estadounidenses.

«Gracias a América Latina»

En su breve discurso de apenas diez minutos, interrumpido por los gritos de sus seguidores, Assange también se refirió a la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA) prevista el viernes próximo en Washington.

«Quiero dar las gracias a los gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Perú, Venezuela y a todos los demás países de América Latina que han salido en defensa del derecho de asilo», dijoAssange mientras sus seguidores celebraban con vítores la mención de cada uno de esos países.

El australiano también pidió la liberación del soldado estadounidense Bradley Manning, la presunta fuente de los cables filtrados por WikiLeaks, que lleva meses encerrado en una prisión militar en Estados Unidos.

Los simpatizantes de Assange, algunos con las máscaras del movimiento Anonymous, se habían reunido frente a la embajada ecuatoriana, cantando y coreando eslóganes en contra de las autoridades británicas, rodeados de medio centenar de policías y con la presencia de más de 100 periodistas.

Este domingo el número dos de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, aseguró en declaraciones a la AFP que si Suecia se comprometiera a no extraditarle a Estados Unidos sería una «buena base para negociar» la salida de Assange de la embajada.

Suecia reaccionó rápidamente y un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores aseguró que «el sospechoso no tiene el privilegio de dictar sus condiciones» y recordó que «no extraditamos a nadie si corre el riesgo de (ser condenado a) pena de muerte».

El sábado, en Guayaquil (Ecuador), los cancilleres y representantes de Estados de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) respaldaron al gobierno de Rafael Correa, en su diferendo con el Reino Unido.

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