Siria

Violentos combates en Alepo, rebeldes reclaman armas

El mediador internacional para Siria, Kofi Annan, se declaró inquieto por las informaciones sobre la «concentración de tropas y de armas pesadas en torno a Alepo», y pidió a los beligerantes que trabajen en una solución política del conflicto que afecta al país desde hace 16 meses.

Cada vez más aislado en la escena internacional, el presidente sirio Bashar al Asad envió a su ministro de Relaciones Exteriores, Walid Muallem, a Teherán, principal aliado de Damasco, que advirtió esta semana que no toleraría un «cambio de régimen» en Siria.

Según los militantes de la oposición, los combates se reiniciaron el domingo por la mañana en Alepo, la segunda ciudad del país ubicada a 355 kilómetros al norte de Damasco, donde los rebeldes atrincherados en varios barrios resisten al asalto de las tropas regulares apoyadas por tanques y helicópteros.

En la madrugada, las tropas del régimen apoyadas por blindados trataron de tomar el barrio de Salahedín, un bastión rebelde, pero fueron rechazados por los combatientes del Ejército Sirio Libre (ESL), integrado por desertores y civiles armados, que consiguieron destruir un tanque, indicó un militante.

También hubo violentos combates en los barrios de Bab al Jadid, Zahraa y Arkuba, precisó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

«Se escucharon explosiones cuando la aviación sobrevolaba la ciudad», agregó la ONG con sede en Londres y que obtiene información de una red de militantes en el terreno.

El sábado los insurgentes habían conseguido detener los primeros ataques del ejército contra Salahedín, según un corresponsal de la AFP. El ejército perdió tanques, afirmaron los insurgentes.

Los combates se detuvieron temporalmente el sábado por la tarde después del diluvio de fuego que había caído sobre esta ciudad de 2,5 millones de habitantes, cuyo control es crucial para ambos campos.

Los rebeldes piden armas

La agencia oficial siria Sana afirmó el sábado por la noche que «nuestras fuerzas heroicas provocaron pérdidas a los grupos terroristas en Salahedín», aunque no confirmó una gran ofensiva.

El frente en Alepo se abrió el 20 de julio y el asalto empezó con bombardeos a partir de helicópteros y con artillería pesada, después de la llegada de refuerzos.

Varios países occidentales y la ONU expresaron su preocupación frente a la perspectiva de este ataque.

Washington teme una nueva «matanza» mientras que el presidente francés François Hollande pide una intervención rápida del Consejo de Seguridad de la ONU, que sigue dividido con a la crisis siria.

El régimen de Asad no reconoce el movimiento en su contra que empezó en marzo de 2011 y lo asimila al «terrorismo». Frente a la represión sangrienta, la revuelta se ha ido militarizando y se teme que el país quede sumergido en una guerra civil.

Después del ataque lanzado contra Alepo, el presidente del Consejo nacional Sirio (CNS), la principal coalición de la oposición, Abdel Basset Sayda, pidió a los países «hermanos» y «amigos» que armen a los miembros del ESL que combaten «con armas viejas».

«Queremos armas que nos permitan detener los tanques y los aviones de combate», dijo desde Abu Dhabi, y afirmó que «el régimen planificó grandes matanzas» en Alepo, por lo que la rebelión necesita apoyo para operar «un cambio significativo» en la revuelta.

El líder del CNS también destacó que Asad es «un criminal» que debería ser juzgado por «matanzas» de sirios y «no debería acordársele refugio».

Al menos cuatro personas murieron este domingo en el país, según un primer balance del OSDH, un día después de una jornada de violencia que dejó 168 muertos, en su mayoría civiles.

Según el OSDH, más de 20.000 personas han muerto desde que comenzó la sublevación, entre ellas 14.000 civiles.

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