Tiro por la culata

Tratado sobre comercio de armas de la ONU al borde del fracaso

Según estos involucrados, Estados Unidos, Rusia y otros países pidieron más tiempo para pronunciarse, lo que hace muy improbable la adopción de un texto por consenso antes de la fecha límite del viernes a medianoche (04H00 GMT del sábado).

«Salvo sorpresa, no habrá texto (del tratado) esta noche», afirmó un diplomático. La conferencia, precisó, podría aprobar un informe destinado a la Asamblea General de la ONU, al que se le anexaría la última versión del proyecto de tratado.

Correspondería entonces a la Asamblea decidir cuándo retomar las negociaciones, probablemente en el otoño (boreal), «sobre la base de este proyecto para finalizarlo», agregó.

«Es el resultado más probable», confirmó otro diplomático, quien dio a entender que las negociaciones podrían reanudarse tras las elecciones estadounidenses de noviembre.

Según Zobel Behalal, de la ONUG CCFD-Tierra Solidaria, las posibilidades de éxito de la conferencia «están ahora comprometidas, pues varios países, entre ellos Rusia y Estados Unidos, se expresaron a favor de una negociación ulterior».

La esperanza de que los 193 Estados miembro llegaran a un consenso antes de la medianoche del viernes para aprobar un texto que regule un mercado que mueve 70.000 millones de dólares anuales parece desvanecerse.

Las normas a fijar deberían obligar a los países que venden armas a mantener un registro de sus transacciones y evaluar si las armas pueden llegar a ser utilizadas para cometer «violaciones graves de los derechos humanos», atentados, o si pueden caer en manos del crimen organizado.

El tratado debe definir los tipos de armamento que serán controlados, los criterios de evaluación y el dispositivo de control a utilizar, que seguirá dependiendo de cada país.

Hasta este viernes, las organizaciones no gubernamentales (ONG) se mostraban algo más optimistas. Según la Asociación por el Control del Armamento de Estados Unidos, «la última versión (del tratado) mostró avances, aun si algunos ajustes son necesarios». Para Widney Brown, directiva de la organización Amnistía Internacional, las lagunas que existían hasta ahora en el texto fueron «si no superadas, al menos reducidas».

Las ONG habían criticado fuertemente el primer borrador presentado por el diplomático argentino Roberto Moritán, que preside los trabajos, y se lamentaron por sus «escapatorias y ambigüedades».

«Uno de los problemas mayores es que las transferencias de armas producto de acuerdos de defensa» entre países «corren riesgo de no ser incluidas en el tratado», explicó Nicolas Vercken, de la ONG Oxfam de Francia.

«Las últimas ventas de armas de Rusia a Siria, realizadas en el marco de un contrato vigente, no podrían ser evitadas», ejemplificó.

Otra laguna reside en que el texto no hace mención explícita a préstamos y donaciones. «A modo de ejemplo, sólo en 2010 Francia entregó armas a un mínimo de 17 países», dijo.

Zobel Behalal mencionó también el caso de China, que cedió material militar a Sudán.

Diplomáticos resaltaron la necesidad de sumar a los principales actores de este mercado (Europa, Estados Unidos, Rusia, China), para lo cual es inevitable que se produzcan regateos que puedan debilitar un futuro acuerdo.

Bajo presión de sus socios africanos, China aceptó que el tratado abarcara al armamento ligero, pero se negó a ir más lejos en puntos como los criterios de evaluación.

Las municiones, a su vez, no figuran en la lista de material cubierto como consecuencia de presiones de Estados Unidos, que produce 6.000 millones de balas por año.

Un pequeño grupo de países (entre ellos Siria, Argelia, Irán, Corea del Norte y Cuba) permanecen contrarios a la adopción de un tratado de cumplimiento obligatorio.

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